Pese a que la edición del primer disco de Fredi Michel nunca fue anunciada por ninguno de sus integrantes, ni contó con agobiantes campañas de difusión, la fecha de su debut siempre fue una intriga para los que conocían la trayectoria del grupo. Así pasó casi una década para que llegara el momento en que esta obra homónima se publicara y confirmara el carisma único del actual quinteto, un factor que distingue a las doce canciones con las que se presentan oficialmente ante el panorama nacional.
“Fredi Michel” es un disco abrazador, que durante casi una hora propone atmósferas candentes y repletas de constantes guiños a la cumbia, al house, la psicodelia, y a la música disco. “Capitán de negro”, “Marinero”, “El Blanco”, “La Serpiente” o “Niñito” estrujan estos diversos estilos para invitar al baile, mientras Andrea Guerrero las dota de encanto gracias a su particular narración. Aguda, errática, a ratos somnolienta, la cantante comanda estas canciones desde una entonación lúdica e inquieta. En resumen, una mezcla destinada a hipnotizar.
Sin embargo, este trabajo no brilla sólo por la correcta unión de referentes musicales o por la lograda producción de las composiciones. Es el carácter híbrido de Fredi Michel lo que sella una propuesta difícil de comparar con otras de las firmadas por agrupaciones emergidas en el país durante los últimos diez años. Esa impronta mestiza se trasluce gracias a la convivencia no forzada de elementos foráneos con un tono local, particularmente chileno, como ocurre en la magnética “Como tagua”. El corte entrelaza electrónica y cumbia en una historia que habla de aquel que “llega como rey”, “de punta en blanco”, que termina destrozado por el exceso y que siempre promete un “nunca más”. Una escena típica de cualquier borracho, pero que somos capaces de entender mejor desde este lado de la geografía. Lo mismo ocurre con “No Hash Hash” o “Booty Shake”, dos piezas que podrían conquistar cualquier pista de baile, pero que se anclan en los pasajes y las villas de Santiago con esas sutiles menciones a Avenida Matta o al Paseo Ahumada.
Atractivo por su sonido y estilo, “Fredi Michel” está destinado a convertirse en un primer disco icónico, un ejemplo de producción que podría no repetirse como ocurrió con “El brillo que tiene es lo humano que queda” de Taller Dejao o “Ijniaaa!!!” de Colectivo Etéreo. Es de esperar que esa triste tendencia no se repita y la banda sorprenda con una segunda entrega. Pero no hay prisa, lo importante es que vuelvan.
FREDI MICHEL
“Fredi Michel”
Independiente
2014
Por Felipe Mardones Vegas
Publicado en «Onda Corta: sonidos locales», edición impresa El Ciudadano junio 2014