Citar una escena de Mullholand Drive para introducir a esta agrupación es sólo un chiste que resulta de lo difícil que es definir un proyecto como el de La Molestar. Y es que con respecto al filme de David Lynch, lo único que podría ser comparable es lo inquietante, pero esta vez al sí tener una banda… y un director de orquesta.
La Mole ya es un secreto a voces. En octubre (2011) lanzaron su disco “Animalitos de otra dinastía” armando el caos en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM). Muchos quedaron fuera porque se sabía que estar ahí significaba estar presente en los inicios de una gran idea.
Antonio San Martín, músico y bajista del grupo de Camila Moreno, ahora reconocido por ser el mandamás de La Molestar Orquesta, se hace notar por pararse frente a los 15 músicos que dirige y por dar la espalda al público. Aunque a veces se gira y entusiasma la participación de todo espectador. También ha logrado sumar a músicos colaboradores, como Nano Stern. Y por si no fuera suficiente, el show de composición en tiempo real incorpora visuales y danza con la compañía Núcleo al Azar.
El origen del proyecto tiene un claro referente en el país vecino, donde Toño fue a conocer el sistema de improvisación por señas que utiliza la agrupación de percusiones La Bomba de Tiempo. “No quiero replicar lo que hacen ellos, sino un movimiento de música y arte improvisado por señas, intentando reflejar el mundo que nos rodea y bajo ese concepto no solo se contempla la percusión”, cuenta San Martín. Y es que el trabajo en base a las señas se nutre tanto de las indicaciones del director y de los aportes espontáneos de los músicos, como también de la intervención del público, que puede cantar, bailar y proponer estilos al momento de asistir a cada presentación.
Algunos hitos hasta el momento son la participación en escenarios como el de Misteryland, un concierto de homenaje a Mazapán y diversas fiestas barriales. También es destacable la presencia que tuvieron en los cacerolazos en Plaza Ñuñoa, logrando insertarse en un contexto natural como lo es una manifestación, y reuniendo a un centenar de personas que iban con su particular instrumento doméstico o profesional de protesta. El ruido dirigido en esa instancia los situó en una posición no sólo musical, sino que de intervención urbana.
La energía y persistencia suficiente para hacerse ver y escuchar en todas, tiene a La Molestar llamando la atención no sólo porque son una mole, sino sobre todo por la presencia en escena de un director que los guía en la creación con base en un lenguaje de señas, y de la cual se producen cantos, melodías y texturas donde se juega con los estilos musicales y se generan ritmos latinos y urbanos.
San Martín se ha impuesto generar un espacio artístico-cultural-folklórico de improvisación y composición a tiempo real, y espera establecer un espacio donde ocurra este espectáculo “siempre en un mismo lugar y que toda la gente sepa que es allí”, aunque nunca se sepa lo que va a pasar realmente, qué invitado sorprenderá en su formación o en qué estarán inspirados para crear. Las expectativas de este director son también una escuela para varias disciplinas del arte, incorporando el canto, los instrumentos melódicos y de percusión, danza y artes visuales, para llegar a toda la gente y hacer de La Mole un grupo adaptable a cualquier contexto, que es una de las características esenciales de este proyecto.
Aún como un secreto que pocos conocen pero que ya hace ruido, La Molestar Orquesta se perfila como una revelación y una instancia de experimentación musical que, al tener la capacidad de ser camaleón por presentarse en diversos formatos y contextos, de forma explícita se ve en la capacidad de interpretar diversos estilos y en espacios que presentan un desafío. “El feedback con el público es, en gran parte, la esencia de este proyecto pues todo el público es distinto y plantea una nueva forma de enfrentar el show”, asegura San Martín, con muchos planes para este 2012.
Onda Corta
El Ciudadano Nº117, primera quincena enero 2012
Fuente fotografía