Quentin Tarantino plasmó en Inglourious Basterds la historia de un grupo de soldados apostados tras las líneas enemigas, encargados de sabotear las actividades alemanes y sobretodo, asesinar nazis. Protagonizada por Brad Pitt, Mélanie Laurent y Christopher Waltz, la pieza cinematográfica que mantiene el particular estilo de Tarantino, plantea un escenario ucrónico en el que un comando de las fuerzas especiales aliadas logra asesinar a la cúpula nazi durante una función de cine. A pesar de que se trata de una película de ficción, la trama está basada en una operación real del ejército estadounidense: la ‘Operación Greenup’.
La historia documentada narra que en 1944, la Oficina de Servicios Estratégicos de Estados Unidos, entrenó a tres combatientes con el fin de enviarlos tras las líneas enemigas para el desarrollo de una operación de sabotaje y espionaje. Dos de ellos, Frederick Mayer y Hans Wynberg, eran judíos exiliados que habían abandonado sus países de origen ante la amenaza antisemita que representaban los nazis. El tercer hombre se trataba del prisionero austriaco Franz Weber, un oficial nazi que había desertado del ejército por sus ideas opuestas a la ideología dominante en Alemania. Los tres hombres, junto con las actividades que desarrollarían, recibieron el nombre de ‘Operación Greenup’.
Tras concluir sus actividades en territorio aliado, los tres hombres fueron arrojados en paracaídas el 26 de febrero de 1945 sobre Tirol; una región alpina ubicada cerca de la frontera alemana con Italia y Austria. Los hombres sólo lograron recuperar una caja con el material para la misión, y tuvieron que descender de la montaña nevada sin el equipo necesario para lograrlo. A pesar de ello, llegaron a casa de Weber, cercana al lugar de aterrizaje. La hermana de Weber, una ferviente antinazi, consiguió un uniforme alemán que le permitió a Mayer acudir a bares, cantinas y reuniones informales de los oficiales en la zona. El trabajo de espionaje de los agentes consiguió información vital sobre el desplazamiento de tropas, trenes de suministro y la ubicación de múltiples fábricas nazis en la región. De este modo, las tropas aliadas lograron un bombardeo efectivo de las posiciones alemanas, disminuyendo su capacidad de reacción y defensa ante el avance aliado al interior del país germano.
Sin embargo, una nueva misión de Mayer lo llevó a ser detenido por los nazis. En un intento por conseguir mayor información respecto a la producción de cazas alemanas, Mayer se disfrazó de electricista francés para ingresar en una fábrica de cazas de la Lufftwaffe. A pesar de que el oficial descubrió que la producción estaba detenida, uno de sus contacto en la zona fue detenido y lo delató, y por tanto fue detenido. A pesar de la tortura, Mayer no delató a sus compañeros, ni tampoco fue descubierta su condición de judío.
Al mismo tiempo que Mayer era torturado, otro agente estadounidense era interrogado por la Gestapo: Hermann Matull. Quien también trabajara en operaciones de espionaje en la zona, mintió respecto a Mayer al argumentar que éste era un “importante general” en la estructura del ejército estadounidense. Esta situación atrajo la atención de Franz Hofer, el Reichsgau o administrador de la provincia. Hofer, quien anticipaba la derrota total de la Alemania nazi, se entrevistó con Mayer para discutir la posibilidad de una rendición alemana y eventual protección hacia su persona. Como muchos otros alemanes en los últimos años de la guerra, Hofer deseaba congraciarse con los prisioneros aliados y encontrar la manera de asegurar su libertad en el futuro.
A pesar de que Hofer tenía el personal, las municiones y la disposición de resistir ante la invasión aliada, se sabe que fue gracias a la mediación de Mayer que Hofer decidió rendirse ante los aliados. Fue arrestado por el ejército estadounidense tres días después de su rendición, y permaneció internado en un campo de prisioneros hasta 1948, cuando viajó a Alemania para recomenzar su vida.
Hofer fue sentenciado in absentia en Austria en 1949, y fue condenado a muerte. Sin embargo, vivió el resto de sus díashasta 1964, en Alemania. Por su parte, los miembros de la Operación Greenup fueron condecorados por sus servicios durante la guerra, mismos que colaboraron a la victoria aliada sobre los nazis.
Te compartimos un breve documental sobre este caso: