“La cara fea y plebeya con la estaba favorecido la completaba con el desaliño y la suciedad de los vestidos, porque era su costumbre limpiar sus pinceles en ellos. Mientras trabajaba, no hubiera concedido audiencia ni al primer monarca del mundo”, Filippo Baldinucci (1624-1696; Historiador del arte).
Rembrandt Harmenszoon van Rijn vino al mundo el 15 de julio de 1606, en la universitaria ciudad de Leiden, de unos cuarenta mil habitantes, situada a cuarenta y tres kilómetros al suroeste de Amsterdam (Holanda).
Sus padres se llamaban Harmen Gerritszoon van Rijn (respetable molinero) y Cornelia Willems van Zuytbroeck. El pintor fue el penúltimo de nueve hijos del matrimonio.
Entre 1621 y 1623, el hijo del molinero se convirtió en discípulo y, por lo tanto, en aprendiz del pintor Jacob Isacszoon van Swanenburch (1571-1638).
Al tiempo después, Rembrandt, ya decidido por la pintura y ganado por el espíritu del Renacimiento, frecuentó el taller de Jacob Symonszoon (1585-1686).
La fama de Rembrandt comenzó a extenderse por el resto de Europa. En 1628 produjo sus dos primeros grabados fechados: dos pequeños retratos de su madre.
El 4 de octubre de 1669, el artista muere siendo sepultado en Westerkerk.
A continuación, te dejamos con algunas de sus grandes obras.
Autorretrato de 1629. Óleo sobre tabla de 15,5x 12, 7cm.
Lección de anatomía del doctor Tulp de 1632. Óleo sobre lienzo. 169, 5 x 216,5 cm
Dánae de 1636. Óleo sobre lienzo. 185 x 203 cm
Por Francisca Arriagada
El Ciudadano.