A fin de cuentas lo más nuevo que tiene la Isla de la Fantasía es el nombre. Es verdad que está tomado del título de la serie de TV de los años ’80, pero todo lo demás está marcado por casi un siglo de historia. Es al mismo tiempo un lugar y un grupo de músicos y cantantes. El lugar es la casa que el cantor Benito Núñez, quien este año cumplió ochenta, tiene en el cerro San Juan de Dios en Valparaíso, y el elenco es el lote de por lo bajo diez cantoras, cantores y guitarristas que se juntan ahí, todos entre septuagenarios y octogenarios, y que mantienen vivo lo más granado de la tradición musical y popular del puerto.
Cuando en 2001 grabaron por primera vez un disco ya eran décadas de experiencia las que todos traían en el cuerpo, conjuntas y por separado. Ahora ya suman tres grabaciones, entre «Cuecas porteñas» (2001), «A cueca limpia» (2007) y el flamante «Memoria porteña» (2009), uno de los discos más patrimoniales aparecidos este año. Y la grabación es un retrato fiel de las capacidades de estos músicos, explica Felipe Solís, joven estudiante de sociología que trabaja con la Isla desde el disco previo y que en «Memoria porteña» asumió como productor. «Por mucho que se haya grabado en condiciones de ‘control’, como son las de un estudio de grabación, éste, al igual que los anteriores, es un disco en vivo. No sólo porque prácticamente todos tocan y cantan en tiempo real, sino porque la esencia de su música está permanentemente creándose y recreándose mientras van tocando».
El núcleo central de La Isla de la Fantasía está formado por las cantantes Lucy Briceño y Silvia Pizarro, más conocida como Silvia la Trigueña ; por los cantores Gilberto Espinoza, llamado Mascareño, y Benito Núñez, el dueño de casa; por el baterista y cantor Elías Zamora, por los guitarristas y cantores Juan Pou, Juan «Juanín» Navarro, César Olivares y Carlos Dávila y por el instrumentista y cantante Luis «Flaco» Morales. Y en «Memoria porteña» participan también Fernando Leiva, histórico cantor y guitarrista de Los Paleteados del Puerto»; Luis «Sata» Ponce, guitarrista y acordeonista de Los Afuerinos, y músicos jóvenes como Alexander Muñoz y Jonathan Layana (piano), Diego Vega (contrabajo), el propio Felipe Solís y el bajista Bernardo Zamora, quien fue el productor musical del elenco en los dos primeros discos.
Si bien las cuecas han sido el principal repertorio en la Isla , las especialidades del conjunto están lejos de agotarse ahí. Entra en detalles Solís: «En esta ocasión, y por primera vez, registramos un tango. Al igual que el disco anterior, grabamos un tema instrumental que en este caso fue la polka paraguaya ‘El pájaro campana’. Tenemos también una selección de foxtrots que armonizamos ahora con piano y contrabajo para darle una sonoridad más amplia. De la misma forma en este disco escuchamos cuecas a capella en la voz de Lucy, Mascareño y del tío Beno. Hay otra cueca compuesta por Juan Pou que hicimos a dos guitarras, con un insinuante acordeón y panderos».
De todo eso, recuerdos en especial añosos llegan en la voz de Mascareño, cantor que entona aquí las cuecas «Yo soy hijo de Ramaditas», en alusión a su cerro natal en Valparaíso, y «El terremoto de 1906», auténtica crónica de la historia del puerto. «Son canciones que tienen un valor testimonial muy importante», explica Solís. «Por algo Mascareño es el mayor de todos, músico desde los dieciséis años y uno de los más versados conocedores de cuecas junto con el Tío Elías, sin necesidad incluso de referirse a su tremenda voz. ‘El terremoto de 1906’ se la enseñó su padre cuando era un niño. O sea, podemos aún encontrar transmisión oral con su caso particular», agrega el productor. En la Isla de la Fantasía es la historia transmitida por generaciones la que sigue sonando en nuestros días.
David Ponce
Onda Corta
El Ciudadano
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