La ciencia y la poesía juntas en un libro extraordinario

No hay, que yo sepa, una vida más apasionada y solitaria que la de esa mujer. Prefirió soñar el amor y acaso imaginarlo y tenerlo

La ciencia y la poesía juntas en un libro extraordinario

Autor: Flor Coca

Las fotos que se han conocido del libro original nos muestran una colección hermosa y cuidada hasta el último detalle de una serie de plantas originarias de los lugares cercanos a Massachucetts, en Estados Unidos. Están acompañadas de poemas que la autora escribió sobre las flores y la naturaleza. Lo más asombroso es que esa colección la hizo Emily Dickinson cuando tenía solo 15 años, en 1845. Ella había nacido en Amherst, Massachucetts el 10 de diciembre de 1830. Y fue recolectando, guardando y clasificando 424 especies nativas. Con gran delicadeza llevó a cabo su labor. La futura escritora y naturalista, nació en el seno de una familia puritana y apegada a las costumbres de la comunidad, quienes tenían a la familia Dickinson en gran estima. Fue cuando ella cumplió 10 años que se permitió por primera vez la entrada de mujeres en la academia Hamherst, ya que estaba dedicada solo a la educación de hombres. Allí aprendió entre otros conocimientos griego y latín. Pero la educación de Emily también incluía clases de piano, canto y una pasión que la acompañaría toda su vida, la jardinería, floricultura y horticultura.

Era, en la soledad de la casa familiar que ella comenzó a escribir poesía. Seguramente su intención era nunca publicar sus escritos, porque muy pocas personas pudieron leerlos. Fue un secreto que la joven tuviera esa sensibilidad para escribir y solo su hermana menor y su cuñada, además de 2 o 3 amigos íntimos, supieron en ese momento de su poesía. En el siglo XIX, las mujeres, muy difícilmente podían ir a la universidad, menos dedicarse a escribir poemas o ser científicas. Es por ello que quienes fueron capaces de hacerlo, vencieron muchos obstáculos para lograrlo. Su padre le regalaba libros, pero casi siempre, después de hacerlo, le aconsejaba no leerlos, porque era considerado para su comunidad y sus creencias, algo indebido. Y Emily tenía que luchar entre conservar intactas las costumbres familiares y las creencias religiosas, o ser una mujer independiente y dar a conocer lo que pensaba.

En la institución que estudia, hay dos biólogos a los que ella conoce y eso la entusiasma, por su amor a las plantas y las flores y trata de ampliar sus conocimientos en botánica.

Después de este colegio, Emily se separa por primera vez de su familia para ser estudiante del Seminario para señoritas de Mary Lyon. Ella fue una de las estudiantes más destacadas y gracias a su disciplina y conocimientos, aprobaba las materias, algunas de ellas sin tener que presentar examen. Pero antes de terminar sus estudios en esta institución regresa a la casa familiar y ya no volverá a estudiar. En la escuela querían que ella se convirtiera en misionera y ella dijo: NO. Nadie pensaba que escribía y ella dijo: SI y la poesía se convirtió en su compañera y sus versos en la forma más auténtica y sensible de decir lo que pensaba, quién era y qué quería de la vida.

La escritora solo tenía una relación muy cercana con dos maestros y sus confidentes eran su hermana menor Lavinia y su cuñada Susan Huntington Gilbert, la esposa de su hermano a quien la ligaba un sentimiento mucho más fuerte llamado amor y que según cuentan sus biógrafos, era correspondido plenamente. Cuando se dieron a conocer los poemas de Emily, que fueron a los largo de su vida, más de 1,200, más de 300 eran dedicados a Susan.

Aunque muy poco se sabe de su vida personal y amorosa, las cartas que escribió a dos de sus mejores amigos, nos dan a conocer los sentimientos más importantes de esta escritora que casi no tenía contacto con las personas, solo con su familia y amigos. Pero si escribía y uno de ellos era el escritor Samuel Boswell, a quien contaba parte de si vida íntima y también a quien llamaba master, Thomas Wentworth Higginson. Ella se comunicaba con las personas en quienes más confiaba por medio de cartas que nos permiten conocer la vida de la escritora. Ella le dice a Thomas: “Cuando era pequeña, tuve un amigo que me enseñó lo que era la inmortalidad, pero se aproximó demasiado a ella y nunca regresó. Poco después murió mi maestro, y durante largos años mi única compañía fue el diccionario. Luego encontré a otro, pero no quería que yo fuese su alumna y se fue de la región”. Es posiblemente un hombre casado a quien su padre prohibió acercarse a su hija. Gracias a su hermana Lavinia, pequeña y amorosa compañera, que admiraba a su hermana y que descubrió los poemas de Emily y los dio a conocer, que tenemos el privilegio de disfrutarlos.

Jorge Luis Borges, el gran escritor argentino, al hablar de la vida de Emily, opinó: «No hay, que yo sepa, una vida más apasionada y solitaria que la de esa mujer. Prefirió soñar el amor y acaso imaginarlo y tenerlo».

El agua se aprende por la sed. La Tierra —por los Océanos atravesados. El Éxtasis —por la agonía—La Paz —la cuentan las batallas—El Amor, por el Hueco de la Memoria. Los Pájaros, por la Nieve. 

Emily Dickinson

Sin duda, tenemos que adentrarnos en la historia de estas mujeres que crearon mundos diferentes, que vencieron obstáculos y que nos enseñan que pudieron ser científicas, escritoras, revolucionarias, dando con sus acciones decisiones y palabras, la posibilidad de un mundo distinto, de un mundo en el que la poesía y la palabra estén por encima de la guerra.

Primavera de 2022

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Ilustración: Iván Rojas

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