Un estudio realizado el año pasado por World Cities Culture Forum notó que Buenos Aires es la ciudad con mayor cantidad de librerías en el mundo en relación con la cantidad de habitantes que tiene. Esto ha llevado a un sitio local a declarar, por su cuenta, que Buenos Aires es la Capital Mundial de las librerías, título que no tiene ningún carácter oficial —es solamente una inferencia de las estadísticas—, pero que justamente tiene una base estadística convincente.
Según la investigación en cuestión, Buenos Aires tiene 25 librerías por cada 100 mil habitantes. Le siguen Hong Kong, con 22 librerías por cada 100 mil habitantes; luego Madrid, con 16, y Londres con 10.
Aparentemente, los argentinos gustan todavía de hacer ese acto esencial del placer literario que es ir a la librería y buscar tomos entre un mar de libros y no evitarse dicho proceso con la precisión de los catálogos en línea.
Ahora bien, decir que Buenos Aires es el mejor lugar del mundo para los lectores tiene sus contraargumentos, ya que, en cierta forma, no hay una oferta más rica para un lector que lo que ofrece Estados Unidos (por ejemplo, ciudades como Seattle o San Francisco), debido a que la publicación de textos en inglés, incluyendo traducciones de diversos idiomas, es la más abundante del planeta, y servicios como Amazon permiten que un lector —en un sentido estricto, no interesado por el romanticismo de una ciudad o los aires literarios— pueda conseguir la mayor cantidad de textos y con la mayor variedad temática a menores precios (por los gastos de envío). Así que esto podría también plantearse en este turismo literario. No obstante, si se trata de toda el aura, de todo el agregado, de toda la cultura intangible de la lectura, Buenos Aires seguramente estaría entre los sitios preferidos por la imaginación de los lectores.
Otro dato curioso tiene que ver con que Argentina tiene más psicólogos por habitante que cualquier otro país en el mundo. Las teorías de Freud y Lacan han encontrado tierra fértil en la psique argentina (incluso se bromea con que no ir al psicólogo es señal de que se tiene un problema, mientras que en otros lugares fuera del país se bromea con que ello se explica por estar obsesionados consigo mismos. Según comentó Virginia Ungar, de la Asociación de Psicoanalistas de Buenos Aires, al ser entrevistada por The Guardian, la pasión por la lectura está ligada al interés por el psicoanálisis en tanto que ambas son «interrogaciones sobre la profundidad de la personalidad», las cuales están unidas por la palabra. Solo falta vincularlas también con la pasión del fútbol, para explicar todo en uno.
Sin embargo, hay que reconocer que tanto libros como psicólogos suelen ser poco accesibles para la mayoría de los argentinos. ¿Turismo for export?