La psicodelia escocesa de Pond y un nuevo show de Arcade Fire cierran el Primavera Sound

A pesar de que el Primavera Sound es un festival que se distingue por la variedad de estilos y , sobre todo en esta edición, por la calidad de los artistas que aparecen en las programaciones en letra pequeña, no es menos cierto que, este año, el festival ha contado con tres cabezas de cartel […]

La psicodelia escocesa de Pond y un nuevo show de Arcade Fire cierran el Primavera Sound

Autor: Pia
Pia

A pesar de que el Primavera Sound es un festival que se distingue por la variedad de estilos y , sobre todo en esta edición, por la calidad de los artistas que aparecen en las programaciones en letra pequeña, no es menos cierto que, este año, el festival ha contado con tres cabezas de cartel bien definidos.

Así, mientras el jueves fue Bon Iver y el viernes The XX, el sábado, Arcade Fire aparecían como actuación más destacada. Ya en el metro, a primera hora de la tarde, se podía observar como hordas de fans de los canadienses portaban globos anudados con la intención de disfrutar del espectáculo más festivo del festival, valga la redundancia.

Pond, y el frontman eléctrico

Sin embargo, volvamos al principio. No tan destacados y situados en la parrilla en un tramo horario en el que el último día del festival los asistentes están apurando una siesta más larga de lo común, a las 18.50 aparecieron en escena los australianos Pond.

Procedentes de la nueva escuela del rock psicodélico formada en país aussie, cuyos otros miembros destacados son King Gizzard, que tocó el jueves, y Tame Impala, que hizo lo propio el año pasado, ofrecieron a los pocos asistentes un show más que digno en el escenario Mango.

Destacó sobre todo Nick Allbrock el líder de la banda, ataviado con un peto vaquero, con maneras de estrella punk y voz rasgada. Frontman salvaje como pocos, entregado entornaba los ojos y danzaba febrilmente o se acercaba al foso para interactuar con el público.

Mientras la gente esperaba para reservarse un buen lugar en el concierto de Van Morrison, también conocido algo pretenciosamente como el león de Belfast, en el Pitchfork estaban programados Sweet Shop Boys y parecían a todas luces una opción bastante más animada.

La banda, de aspecto estrafalario y culturas mestizadas, rapeaba precisamente sobre bases electrónicas de influencias árabes. Su líder, consiguió el silencio de los presentes recitando a capella una composición encabezada con el epígrafe “Losing my religión” que, desde luego, nada tenía que ver con la canción de REM.

Una sucesión de himnos agradables

Ahora sí, era turno para Arcade Fire y la preparación previa que supone asistir a alguno de los shows que se programan en los escenarios grandes. Con algunos forofos observando atentamente la conquista de la duodécima Liga de Campeones por parte del Real Madrid en la zona de restauración, el tránsito se hizo algo más ameno y media hora antes del espectáculo ya estaba situado en un lugar más que decente.

Empezaron los canadienses fuertes con “The Funeral” y continuaron enérgicamente desgranando la serie de himnos que son sus canciones y que les han otorgado el status de banda alternativa de masas. Gusten más o menos, hay que reconocer que divierten y que, la coralidad de sus integrantes, transmite emociones intensas a sus fieles seguidores.

Así, con las buenas vibraciones que produjeron Arcade Fire, era momento de encarar la recta final del festival. Las estadounidenses Haim decepcionaron al personal como última sorpresa en el escenario Ray-Ban. Aun así, la mayoría nos quedamos para, como todos los años, disfrutar del mítico Dj Coco y su acertada mezcla de temas cuya única función es divertirse y despedir el Primavera Sound pensando ya en volver a cubrirlo el próximo año.

Por Diego Montes para El Ciudadano / Fotografías: Sergio Albert y Alba Ruperez


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