Hablar sobre «la República de La Boca» no es una manera exagerada de referirse a las peculiaridades de ese popular barrio de Buenos Aires. Porque lo cierto es que realmente hubo un insólito intento de «independizar» esta zona del resto del país.
De acuerdo con la versión más aceptada, todo comenzó en el año 1882, en medio de uno de los tantos conflictos que se desarrollaban entre obreros y patrones. Tal como era común por entonces, se produjo una intervención policial que no tuvo nada de sutil y derivó en batalla campal entre uniformados y trabajadores.
Luego de esos incidentes fue que una serie de personas pensó seriamente en una especie de «secesión» de La Boca, para que los asuntos locales se resolvieran sin intervenciones «foráneas».
Se llevó a cabo una multitudinaria reunión en la Sociedad Italiana, pues la mayoría de los pobladores del barrio y de los involucrados en el conflicto eran de esa nacionalidad. Según parece, los genoveses presentes plantearon entonces la necesidad de que los problemas de La Boca se resolvieran en forma autónoma, sin intervención del gobierno argentino.
Por lo tanto, se labró un acta que fue suscrita por los presentes y enviada posteriormente al Rey de Italia, en la cual se estableció la fundación de la República de La Boca e, implícitamente, se buscó apoyo internacional. Acto seguido, se izó la bandera genovesa en varios lugares del barrio (ahora República) de La Boca. Cosa aún más curiosa, porque la bandera de Génova inspiraría luego los colores de River Plate.
Siguiendo con nuestra historia, bien podemos decir que la existencia de la República de La Boca fue efímera. Al parecer, al día siguiente se hizo presente en el lugar nada menos que el presidente Roca, dirigiéndose a los separatistas en tono firme y decidido, pero con cierto paternalismo.
Es el propio Roca quien baja la bandera genovesa de su mástil y la entrega respetuosamente a los sublevados, a quienes sigue hablando en forma admonitoria hasta que deponen su actitud. La Boca volvió a ser un barrio más de la capital argentina. Especial, diferente, pintoresco, pero un barrio al fin.