Mucho se ha hablado últimamente sobre el tema de la menstruación, y al igual que amamantar, algo tan natural y básico del ser humano, la sociedad critica que sea expuesto. Hace unas semanas, Rupi Kaur, una poeta paquistaní residente en Toronto, dio a los medios de qué hablar cuando subió una foto a Instagram de ella misma tumbada en una cama, vistiendo un pijama, pero con una mancha de sangre tanto en el pantalón como en las sábanas. Esta imagen fue censurada por la red no sólo una, sino en dos ocasiones.
Su denuncia, seguía la siguiente línea: “A nadie parece importarle que aparezcan por todas partes mujeres desnudas o con poca ropa, como meros objetos sexualizados. Eso pasa en las redes sociales. Especialmente en Instagram”, aclaró la artista a BBC Mundo. Si bien es cierto que la imagen puede resultar transgresora, y aunque como mujer tampoco creo en que ciertas imágenes deban ser expuestas, por muy naturales que sean, la realidad es que no debería por qué ser un tabú. Lo que hizo la artista fue crear polémica y controversia, y sacar a la luz un tema rechazado que es tan natural como la vida.
Rupi Kaur no ha sido la primera que ha tratado de hablar sobre la menstruación a partir de una propuesta artística, Jen Lewis, de una manera mucho más estética y sutil trabaja, literalmente, con la sangre de la menstruación para mostrarla desde un ángulo bello, desde cierta estética que al estar representada como algo separado del cuerpo no resulta abyecta, en un proyecto llamado “Beauty in Blood”.
“La menstruación importa más de lo que mucha gente en nuestra sociedad está dispuesta a reconocer” comenta la artista en su página; “la industria femenina de la “higiene” perpetúa el tabú al sugerir que el ciclo mensual es sucio, por lo que debe ocultarse en envoltorios con volantes de color rosa como si fueran dulces”.
Buscando establecer un diálogo sobre la menstruación, y por qué esta no ha de ser tabú, se levanta con estas obras “amigables” que pueden acercar a todos los públicos sin ser agresiva; pasándolas por un velo de embellecimiento. Haciendo evidente, que aunque no sea una experiencia compartida, a todos nos compete. “Pacificar tabúes sociales sirve para dar más poder a la sociedad que al yo”.
Ella invita a darle una ojeada a esa sustancia corporal viscosa y de color vibrante, que generalmente buscamos deshacernos de ella con rapidez. Todo empezó cuando la artista buscó cambiar los tampones por la copa menstrual, y con ello entró en contacto más directo con su propio cuerpo, con su sangre, y vio en ella propiedades de pintura. Empezó a jugar con la sangre para ver como entraba en contacto con el agua y las imágenes que se creaban, los patrones que el líquido iba formando al caer lentamente. Todo ello le llevó a preguntarse: ¿por qué la reacción a la menstruación es de asco, si con ella se podía crear belleza?, o una declaración más fuerte todavía; ¿por qué encontramos repugnante aquello que es fuente de vida?
Entre sus reproducciones, antes de saber que se trata de sangre, se podrían hacer analogías con algodón de azúcar o con medusas. Las fotografías son tomadas en un acuario con agua salada y agua dulce para maximizar el movimiento de la sangre, y con ayuda de su esposo, quien colabora en el proyecto y una Canon 5D Mark II, capturan las imágenes.
Es un tema controversial, y utilizar sustancias corporales o fluidos, puede levantar llagas en más de uno. Ya lo intentó alguna vez Piero Manzoni con su “merda d’artista”, o Andrés Serrano con su “Cristo en orina”. Ya sea para realizar críticas al mundo del arte, o críticas sociales y de género, buscar romper tabúes, o realizar piezas estéticamente bellas, ya es cuestión personal si te atrae este tipo de arte y si crees en su propuesta o si para ti el arte no debería incluir más que pintura y lienzos.
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