La triste historia detrás de las canciones de Amy Winehouse

La vida nos ha dado bastantes puñaladas en el corazón, pero pocas han sido tan compartidas como la recibida ese día en que anunciaron la muerte de una voz

La triste historia detrás de las canciones de Amy Winehouse

Autor: Arturo Ledezma

La vida nos ha dado bastantes puñaladas en el corazón, pero pocas han sido tan compartidas como la recibida ese día en que anunciaron la muerte de una voz. Voz que pudo ser el triunfo en vida, pero ahora es la gloria eterna del jazz y del R&B en nuestros recuerdos; la voz que pudo residir en cualquier diva negra del soul pero prefirió existir en una frágil chica judía de Londres.

Amy Winehouse es esa triste prueba de que vivir mata; las drogas pudieron destruirla, pero fue el mundo mismo el que la dirigió a la tumba. Su inmortalidad está asegurada gracias a una serie de canciones que en su momento fueron tomadas muy a la ligera como para saber que alguien estaba a punto de perderse en la inmensidad de los infiernos.

Aunque “Frank”, su primer álbum, es un compendio de tracks que efectivamente hablan de quien era Amy, no es más que con “Back to black”, que sabemos quién es y será por siempre. Su segundo disco es una confesión de experiencias y una catarsis artística que dan cuenta de lo difíciles que fueron sus días y los alcances musicales que poseía.

En un autoreconocimiento y expresión de lo que en verdad sentía fue que nació, por ejemplo, ‘Rehab’; track que comparte ese apoyo por parte de su padre para no ir a rehabilitación pues era más urgente que cumpliera con sus fechas de grabación y de presentaciones que mejorar en cuestiones de salud. Su progenitor, con el tiempo, se ha vuelto esa figura despreciable en el mundo de la farándula y que estaba dispuesto a todo con tal de no perder dólares a cambio de nuestra Amy.

Otro personaje que siempre estará en deuda es Blake Felder, exesposo de la cantante, a quien se le sabe culpable también de todo ese maltrato, agresividad e inducción a las drogas hacia Amy Winehouse y que ella puso en música. ‘Tears dry on their own’ y ‘Back to black’ son aquellos sencillos de extrema fama, pero que guardan la historia de ese obscuro amor que tuvieron dos seres fuera de equilibrio.

‘Love is a losing game’ es otra canción que demuestra los terrenos sinuosos de un amor atormentado y turbulento. El videoclip que acompaña al track, y que fue hecho de manera póstuma, recoge escenas de la gris pareja desde sus momentos más románticos hasta los más destructivos. Momentos junto a un hombre que la tenía tan atrapada que ella canceló una gira al sentirse mal de saberlo lejos y en prisión.

Desde ‘Rehab’ hasta ‘Addicted’, en su segunda producción se puede hallar un círculo completo de dolor y tragedia que versa sobre su consumo excesivo de drogas, los ojos cerrados de quien le rodeaban y los infortunios de un amor siempre en llamas.

Habrá quien diga que Amy Winehouse es sólo el resultado de una persona irresponsable y seducida por la vida fácil, que su música no vale lo suficiente como para hacer de ella un mito o siquiera recordarla con el cariño que se suele; pero esas son palabras necias de algún obtuso que no comprende el terror de saberse solo en la tierra, de que los procesos creativos más fuertes se dan tras la destrucción, que cuando se tiene a la gente equivocada al lado no importa cuánto luches y mucho menos entiende la relevancia musical que esta mujer significa para la escena actual. Muy probablemente sin ella no estaríamos ahora gozando de una Adele o el cada vez más impetuoso arribo del soul y el jazz a la cultura popular.

Amy Winehouse es una de las mujeres más creativas y caóticas que han compartido con nosotros el oxígeno de estos suelos desoladores en los últimos años, una diva que dotó de vivencias extremas a canciones que se clavan directo en el corazón y una figura tierna que nos recuerda lo perdidos que seguimos estando.

fuente: Cultura Colectiva


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