Miren esa imagen: un niño que está aprendiendo a andar en bici. La cara de felicidad y excitación del chico son tan auténticas como la de cansancio y atención del padre. Es la vida. Y George Hughes fue un ilustrador de la vida.
Nació en Nueva York, en 1907. De joven, estudió arte como dibujo técnico. Ya graduado, comenzó a trabajar como ilustrador free-lance, en una época donde las revistas ofrecían mucho trabajo de ilustración en sus páginas.
Para 1936, le llegó el trabajo seguro, como dibujante técnico, para una gran marca automotriz. Se mudó a Detroit y fue entonces cuando descubrió que, después de todo, su sueño era otro. De modo que se volvió a Nueva York, bastante rápido, y continuó trabajando como ilustrador para revistas diversas: Vanity Fair, House and Garden y, finalmente, el Saturday Evening Post en 1948, donde sus trabajos constituyeron una especie de sello.
A través de los años, siguió cumpliendo su sueño a diario, ilustrando múltiples publicaciones. Incluso se encuentran trabajos suyos en selecciones del Reader’s Digest, hasta mediados de los años ’70.
Muchas de sus ilustraciones tratan de temas cotidianos y son impecablemente realistas, irónicas, graciosas. Veamos algunas.
La primera se titula «Ansiedad por separación» y toca un tema que todo padre conoce: el primer día de clase.
¿Alguna vez han viajado en auto con su pareja y tenido «diferentes puntos de vista» sobre la ruta a tomar? Si es así, entenderán de qué se trata esta ilustración titulada «La bifurcación de la carretera»:
Otra experiencia de la vida: esconder regalos de Navidad sin notar que estamos siendo observados por el destinatario de esos regalos:
Otro clásico: si algún día pretendieron pasar una tarde en la playa con alguien especial… y de pronto cayó un familión a cortar su intimidad:
¿Cambiar una rueda mientras dos mujeres «se ponen al día» en el auto? La cara del hombre lo dice todo.
Otro rostro bien expresivo: el tipo que llega del trabajo… y se encuentra con que la señora organizó una pequeña partida de cartas con las amigas:
El siguiente se titula «Visitantes en domingo». La situación exime de mayores explicaciones
Y para el final, uno terrible. Imaginen que se quedaron sin nafta en una ruta casi desierta. Caminan y caminan y, cuando les parece que estarán por llegar a una estación de servicio, se encuentran con… otro tipo cansado al que le pasó lo mismo y viene caminando hace rato en dirección contraria.