Balance del 2º Unasur Cine en Argentina
Con una programación que apuesta por la integración y la diversidad regional, el festival Unasur Cine celebrado en San Juan, Argentina, en su segunda versión, contó con 148 películas en todas sus secciones tanto competitivas como paralelas, además de la participación de directores de todos los países que componen la Unión de Naciones Suramericanas.
La programación de la competencia internacional, siguiendo el espíritu del festival y los valores de integración que apoya, contó con cintas con un recorrido importante en festivales internacionales como Wakolda (Argentina, 2013); La chica del sur (Argentina, 2012); En el nombre de la hija (Ecuador, 2011); No (Chile, 2012); Ciudadela (Bolivia, 2011); 7 cajas (Paraguay, 2012); Insurgentes (Bolivia, 2012), entre otras.
En este sentido, el 2º Unasur Cine, más que proponer estrenos regionales o adscribirse a algún tipo de cinematografía, se ofrece como una plataforma de encuentro de los filmes con el público y un punto de unión de realizadores y miembros de la cadena productiva del cine. Esto se refleja en los más de 800 acreditados, número considerable para un festival sin estrenos ni mercado, reafirmando con esto su vocación de lugar de integración.
A esto hay que adosar que el festival en esta segunda versión contó con actividades paralelas. Las más relevantes y atractivas fueron las organizadas por la Secretaría de Derechos Humanos de Argentina, Cine y Mujer y Televisión Digital Abierta, entre una docena de actividades.
MEMORIA
Para construir integración hay que recuperar la memoria, parece ser un lugar común en la discursividad de la región y Unasur Cine no es la excepción, por ello la necesidad de pensar y visitar la memoria.
Con la presencia de Taty Almeida, representante de Madres de Plaza de Mayo -Línea Fundadora-, el subsecretario de Promoción de Derechos Humanos, Carlos Pisoni se inauguró la muestra gráfica “Ellos Quieren Contarnos” que reúne pancartas, prendas de vestir y cartas de detenidos desaparecidos como preámbulo de la mesa de análisis “Derechos humanos, derechos de todos y todas”, donde se discutió la necesidad de apoyar a la cultura pues este es un escenario de lucha y confrontación. Además, se advirtió que se debe fomentar la producción pues hasta ahora la historia la han mostrado los otros.
En el marco de esta mesa se exhibió el mediometraje “AAA son las tres armas” (1977) del emblemático y desaparecido Colectivo de Cine de la Base. Filmado en la clandestinidad, esta verdadera pieza de memoria colectiva, que fue presentada por el hijo del cineasta desaparecido, recordó al auditorio que en el pasado los gobiernos sudamericanos se unieron para implementar el terror, mientras que hoy es muy diferente.
Con la presencia de este tipo de piezas el festival añadido a los comentarios que circularon en torno a las actividades paralelas en especial, sugiere una tendencia, el retorno a las pantallas del cine militante, una de las vetas más ricas y esclarecidas de lo que se conoció como nuevo cine latinoamericano.
Si bien un festival de cine se caracteriza por formar públicos, estructurar mercado, plataformas de formación y desarrollo de proyectos, circuito de estrenos, entre otras tantas actividades, Unasur Cine se plantea ser una plataforma de integración, donde los cines de la región se encuentren. En este sentido la curaduría y programación adolecen de algún criterio unificador, lo que no le resta calidad, sino que potencia su voluntad a favor de la diversidad. En este sentido las secciones competitivas ofrecieron contrastes ciertamente alarmantes, sin embargo esto hay que considerarlo como una virtud, pues el público se expone a cinematografías con modos de producción distantes y diferentes, los cuales afectan a las obras exhibidas ofreciendo un panorama del cine de la región, el cual es plural y diverso desde sus formas, contenidos y por supuesto sus modos de producción.
De esta manera es que este festival, por el perfil que irá construyendo, no puede evaluarse a partir de la calidad de la programación, ni por el recorrido de las cintas que presenta, sino por los valores que busca posicionar y promocionar: la diversidad.
Será material de discusión hasta la versión 2014 cuál será el perfil que adquiera esta nueva plataforma, que por el despliegue operativo y humano de la versión 2013 pretende ser una plaza importante y de influencia en el cine suramericano. Queda la interrogante sobre los lineamientos por los que se decantará. Un síntoma visible en esta edición fue la elección para el palmarés como mejor ficción de la cinta Wakolda de Lucia Puenzo, la cual se aproxima a la temporada en que vivió en Argentina el prófugo nazi Josef Mengele, más conocido como “el ángel de la muerte”.
En la sección competencia documental fue La chica del sur, de José Luis García, la que se consagró como la mejor y el jurado decidió otorgar un premio especial al boliviano Jorge Sanjinés por Insurgentes. Este reconocimiento tiene mayor relación con la carrera de Sanjinés que con la cinta presentada en San Juan, ya que permite identificar el criterio de los jurados -quizás tendencia del festival- en tanto reconocieron a un símbolo del cine político latinoamericano.
En cortometrajes, una sección algo más versátil y diversa, el peruano Julio Ramos con Detrás del espejo fue la mejor película, además de contar con el mejor actor.
La presencia chilena logró un galardón como mejor dirección en competencia documental a María Paz Gonzáles por Hija (2012) donde la joven directora acompañada de su madre busca su pasado familiar. Asimismo, el mexicano Gael García Bernal se consagró como mejor actor por su participación en No (2012) de Pablo Larraín.
PLATAFORMAS
Unasur Cine busca ser una plataforma de encuentro cinematográfico regional más que una plataforma competitiva, en este sentido se espera que los criterios de selección y curaduría se vean afectados por el ímpetu de sus secciones paralelas, las cuales como ninguna otra plataforma regional abordan temas como los derechos humanos, género, democracia, memoria, entre otros temas que contribuyen a la construcción de una ciudadanía integrada y regional, como enuncia la Unasur.
Estos valores soslayados por otras plataformas, que se reconocen como mercado, formación cinematográfica y distribución de contenidos posibilitan a Unasur Cine, situarse como un espacio alternativo a estos, pues supone ser un lugar de reflexión, fomento y exhibición de cines algo más vinculados con la tradición del nuevo cine latinoamericano, además de ser cines más emparentados y comprometidos con sus espacios de producción, como también con sus territorios y, por supuesto, con su gente.
Por Sergio Zapata
Escuela Popular para la Comunicación, La Paz, Bolivia
El Ciudadano Nº147, octubre 2013