Leyenda de la danza en Venezuela celebra 50 años de compromiso con la identidad latinoamericana

Asevera que el arte dancístico debe estar en las comunidades

Leyenda de la danza en Venezuela celebra 50 años de compromiso con la identidad latinoamericana

Autor: Félix Eduardo Gutiérrez

Nació en Uruguay, pero es venezolana por convicción: “Yo perdí el acento uruguayo cuando me vine en 1968. Decidí ser venezolana”, afirmó para disipar cualquier duda, en una entrevista que le hicieran años atrás.

Su brillante carrera dancística la desarrolló anclada en el occidente venezolano, desde la calurosa ciudad de Maracaibo, capital del petrolero estado Zulia, situada a 697 kilómetros de Caracas.

Marisol Ferrari llegó a esa urbe del occidente venezolano exactamente el 31 de octubre de 1968. Antes de esa fecha, había cursado estudios en la Escuela de Danza de la Facultad de Artes y Ciencias Musicales de la Universidad de Chile.

Luego ingresó por concurso de oposición a la Compañía Oficial de Ballet del Uruguay, donde permaneció algunos años. En Venezuela, donde arribó por azares de la vida, construyó durante cinco décadas su exitosa carrera como coreógrafa.

Por ello este mes será de celebración para esta leyenda de la danza venezolana, que ha sumado puntos en favor del arte que mezcla en escena el movimiento corporal con un sin fin de ritmos y sensaciones. Las cinco décadas de éxitos se festejarán con una función especial el 28 de octubre, gratuita y abierta a todo público, en la Gran Sala de su propia agrupación Azudanza, en Maracaibo.

«Mi primera obra la monté en el año 1968. Se llamaba ‘Funeral del labrador y Carcará’, que son dos canciones del nordeste de Brasil, donde se cuentan los problemas de los campesinos y su necesidad de justicia ante los grandes latifundios que les oprimían. Dos temas de Chico Buarque que estrené en el Teatro de La Máscara» en Uruguay, detalló en entrevista para el diario venezolano Panorama.

Marisol Ferrari ha formado generaciones bajo principios de responsabilidad, ética y solidaridad. Foto Web.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Su rutilante trayectoria en Venezuela le permitió dirigir durante 30 años la Compañía de Danza de la Universidad del Zulia (Danzaluz), publicar 12 libros sobre danza contemporánea y realizar infinidad de eventos para la promoción de este arte en Venezuela, América Latina y el Caribe. Actualmente dirige la Asociación de Danzas del estado Zulia (Azudanza).

Su dedicación la hizo merecedora del Premio Nacional de la Danza Contemporánea Conac (1991), del Premio Nacional de la Cultura (2000) y el Premio Internacional Coreógrafos (2001).

«Danzaluz fue el primer gran proyecto de mi vida. Contaba con garantías y respaldo de las autoridades de aquel entonces. Aquí la danza casi ni existía, ni siquiera con algún sentido de participación social. Y mucho menos la danza con intención o visión política e ideológica. Eran aquellos terribles tiempos de las dictaduras en casi todo el continente», recordó.

«Creamos Danzaluz para ir haciendo actos de solidaridad con toda Latinoamérica.  Por eso trajimos a bailar acá a Alicia Alonso y Jorge Esquivel. Acompañamos a Eduardo Galeano cuando recorría nuestros países para escribir sus Venas abiertas… Estuvo presente, entre nosotros, Nicolás Guillén, Ernesto Cardenal y, muy especialmente, Alí Primera, quien fue gran consecuente animador y colaborador de nuestro trabajo».

Al hacer una evaluación de su carrera, Marisol Ferrari considera que ha tenido muchas etapas y cada una de ellas ha sido productiva y ha tenido su razón de ser.

leyenda de la danza

«He sido coherente conmigo misma y con mi trabajo»,  aseveró Ferrari. Foto Web.

«He sido coherente conmigo misma y con mi trabajo. No he dado tumbos. Eso me ha exigido mucho, en la acción de revisarme constantemente, no sólo como coreógrafa sino como maestra, para garantizar el mejor nivel de formación del talento», señaló.

«Creo en que se debe formar al bailarín, no sólo para la danza sino para la vida, inculcándole principios de responsabilidad, de ética, de solidaridad, de respeto al trabajo en equipo. Soy, sí, muy estricta en cuanto a los detalles que hacen que el artista pueda salir dignamente al escenario y respetar al público. Eso no lo he inventado yo. Es una condición del oficio», precisa Ferrari.

Las ideas que pregona la han dado a conocer dentro del mundo de la danza como «La maestra» porque advierte la urgencia de integrar al currículo de estudio de las escuelas con los libros, las revistas y la enseñanza de la danza.

“El arte dancístico debe estar en la comunidades, en las escuelas, formando a los niños de cara a los procesos de cambio que vive Venezuela. A mí me pueden criticar porque tengo una imagen del Che en la entrada de la oficina, pero yo no oculto mi ideología”.

Ferrari ha formados a varias generaciones de bailarines en Venezuela. Foto Web.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al hablar de su estilo de trabajo, Ferrari lo define como «comprometido con la identidad de América Latina. Un 95% de mi trabajo plantea eso». Para esta profesional, la danza debe formar parte de la cotidianidad «porque todo el mundo puede bailar. Todo el mundo lleva dentro de sí el movimiento como parte de su ser. Ahora, en tanto arte, cada quien prefiere una tendencia, un estilo».

Ferrari confensó que su capacidad de soñar es infinita y para concretar los proyectos que aún tiene en mente, necesitaría vivir al menos cincuenta años más. 

«Yo siempre tengo nuevos proyectos –reveló- De publicaciones, del trabajo de investigación, hemos hecho un pequeño sistema de publicaciones que incluye la entrega de seis Cuadernos de la Danza y tenemos listo un séptimo, referido a un diccionario, en el cual colabora conmigo el gran maestro Carlos Paolillo».

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