En el año de 1996, La Jornada publicó una entrevista con Moebius titulada “Breve manual para historietistas”, que consta de dieciocho recomendaciones para todas aquellas personas que pretendan dedicarse al mundo del arte.
Breve manual para historietistas.
1. Al dibujar, hay que limpiarse de sentimientos profundos (odio, felicidad, ambición, etcétera).
2. Es muy importante lograr la educación de la mano, conseguir la obediencia, para llevar a cabo las ideas. Pero hay que tener cuidado con la perfección. Demasiada perfección y demasiada rapidez, igual que sus contrarios, son peligrosas. Cuando hay demasiada soltura – dibujos instantáneos – además de que hay errores, no hay voluntad del espíritu, sino sólo del cuerpo.
3. La perspectiva es sumamente importante, es una ley de manipulación – en el buen sentido – para hipnotizar al lector. Es bueno trabajar con espacios reales, más que con fotografías, para ejercitar nuestra lectura de la perspectiva.
4. Otra cosa que hay que aprender con cariño, es el estudio del cuerpo humano, las posiciones, los tipos, las expresiones, la arquitectura de los cuerpos, las diferencias entre las personas. El dibujo es muy diferente cuando se trata de un hombre o de una mujer; porque en el hombre se pueden cambiar un poco las líneas, hay una imprecisión que se soporta; pero con la mujer la precisión debe ser perfecta, porque si no se vuelve fea, y se enoja, ¡y entonces ya no compra nuestro comic! Para que el lector crea en la historia, los personajes deben tener vida y personalidad propias, gestos que vienen del carácter, de las enfermedades; el cuerpo se transforma con la vida, y hay un mensaje en la estructura, en la distribución de la grasa, de cada músculo, en cada arruga de la cara y del cuerpo. Es un estudio de toda la vida.
5. Cuando se hace una historia se puede empezar sin saber todo, pero haciendo anotaciones sobre el mundo particular de esa historia. Así el lector se reconoce y se interesa. Cuando un personaje muere en una historieta, y ese personaje no tiene una historia dibujada en su cara, en su cuerpo, en su vestido, no le importa al lector, no hay emoción. Y entonces los editores dicen: “Tu historieta no vale nada, sólo hay un muerto, y yo necesito veinte o treinta muertos para que funcione.” Pero eso no es cierto: si el muerto, o herido, o enfermo, o el que está en problemas tiene una personalidad real que viene del estudio, de la capacidad de observación del artista, la emoción surge. En este estudio se desarrolla también una atención al otro, una compasión y un amor por la humanidad. Es muy importante para el desarrollo de un artista; si quiere ser un espejo, debe contener dentro de su conciencia el mundo entero, es un espejo que mira todo.
6. Jodorowsky dice que no me gusta dibujar caballos muertos. Es muy difícil. Es muy difícil dibujar un cuerpo que duerme, que se abandona, porque en el comic se estudia siempre la acción; es más fácil dibujar gente que pelea, por eso los norteamericanos dibujan superhéroes. Es más difícil dibujar gente que habla, porque hay una serie de movimientos muy pequeños, pero que tienen una significación, y eso cuesta más, porque necesita un amor, una atención al otro, a las pequeñas cosas que hablan de la personalidad, de la vida. Los superhéroes no tienen ninguna personalidad, todos tienen los mismos gestos y movimientos (imita gestos de ferocidad, de pelea, de correr).
7. Igualmente importante es la ropa de los personajes, el estado y el material y la textura son una visión de sus experiencias, de su vida, de su situación en la aventura, que pueden decir mucho sin palabras. En un vestido hay mil arrugas; hay que escoger dos o tres, pero las buenas.
8. El estilo, la continuidad estilística del artista es una simbología, se puede leer como el Tarot. Yo elegí como un chiste el nombre de Moebius, cuando tenía 22 años, pero en realidad hay un significado en eso. Si tú traes una camiseta con un Quijote, eso me habla de quién eres. En mi caso, le doy importancia a un dibujo de relativa simplicidad, así se pueden hacer indicaciones sutiles.
9. Cuando un artista, un dibujante sale a la calle, no ve las mismas cosas que la gente normal. Lo que ve es documentación sobre la manera de vivir, sobre la gente.
10. Otro elemento importante es la composición. Hay que estudiar la composición de nuestras historias, porque una página, o un cuadro, es un rostro que mira al lector y que le dice algo. No es una sucesión de viñetas sin significado. Hay viñetas llenas y vacías, otras con dinámica vertical u horizontal, y en eso hay una intención. La vertical anima; la horizontal calma; la oblicua hacia la derecha, para nosotros, occidentales, representa la acción que se dirige al futuro; la oblicua hacia la izquierda dirige las acciones al pasado. Los puntos representan una dispersión de energía. Algo puesto en el centro focaliza la energía y la atención, concentra. Son símbolos básicos de la lectura, que ejercen una fascinación, una hipnosis. Hay que tener una conciencia del ritmo, ponerle una trampa al lector para que caiga, y cae, se pierde, y se mueve dentro con placer, porque hay vida. Hay que estudiar a los grandes pintores, los que hablan con sus cuadros, de cualquier escuela o época, eso no importa, y hay que verlos con esa preocupación de la composición física, pero también emocional. De qué manera la combinación de las líneas en ese artista nos toca directamente el corazón.
11. La narración debe armonizar con el dibujo. Debe haber un ritmo visual – desde la colocación de las letras – , y la trama debe manejar la cadencia correctamente, para comprimir o para alargar el tiempo. Hay que tener cuidado con la elección y la dirección de los personajes. Usarlos como un director de cine y estudiar las distintas tomas.
12. Cuidado con la influencia devastadora del comic norteamericano en México, porque ellos sólo estudian un poco de anatomía, composición dinámica, los monstruos, las peleas, los gritos y los dientes. Me gusta también, pero hay muchas más posibilidades que hay que explorar.
13. Hay una conexión entre la música y el dibujo. Pero esto también depende de la personalidad y del momento. Hace tal vez unos diez años que trabajo en silencio, y para mí la música es el ritmo de las líneas. Dibujar es a veces estar a la caza de hallazgos, ¡una línea justa es un orgasmo!
14. El color es un lenguaje que el dibujante utiliza para manipular la atención del lector y para crear belleza. Hay color objetivo y subjetivo, los estados de ánimo de los personajes influyen en el colorido, y la luz puede cambiar de un cuadro a otro, según los espacios representados y la hora del día. Hay que estudiar con atención el lenguaje de los colores.
15. Sobre todo al principio de la carrera, hay que tratar de crear historias cortas, pero de muy alta calidad. Hay mayores posibilidades de terminarlas con éxito, y de colocarlas en revistas o con editores.
16. Hay ocasiones en las que nos dirigimos hacia el fracaso a sabiendas, elegimos un tema, una extensión, una técnica que no nos conviene. Después no hay que quejarse.
17. Cuando se mandan originales a los editores y hay rechazo, hay que preguntar las razones. Hay que estudiar las razones del fracaso, y aprender. No se trata de lucha, ni con nuestras limitaciones ni con el público o editoriales. Se trata más bien de manejarlo como el aikido: la fuerza del que embiste es utilizada para derribarlo con el mínimo esfuerzo.
18. Ahora es posible encontrar lectores en cualquier parte del planeta. Hay que tenerlo presente. Para empezar, el dibujo es una forma de comunicación personal, pero esto no quiere decir que el artista se encierra en su burbuja; es comunicación con los seres cercanos, consigo mismo, pero también con gente desconocida. El dibujo es un medio para comunicarnos con la gran familia que no conocemos, el público, el mundo.