El rock argentino perdió decenas de grandes valores a lo largo de su corta historia. Muy pocos persisten y, aún menos, en un estado plenamente activo para encarar nuevos discos, giras y hasta libros. Fito Páez es ese caso, que roza la excepción. Y como todo lo que tiene movimiento, produce sus efectos contrarios: algunas veces provocados, otras simplemente por inercia. Páez lucha contra el tiempo y contra los que se creen los dueños del reloj.
El libro Diario de viaje (algunas confesiones y anexos) (Planeta, 2016) muestra a un Fito auténtico, sin pelos en la lengua y sin ningún tipo de pudores. En cierto sentido su vida siempre fue un reality show, mucho antes de que esos géneros televisivos inundaran las pantallas. Desde sus comienzos al lado de Juan Carlos Baglietto y Charly García hasta su inagotable carrera solista, siempre hay novedades profesionales y personales del músico rosarino. Amores, desamores, polémicas mediáticas y hasta asesinatos, todo se puede encontrar en el catálogo de Páez. Este libro viene a dar una visión clara al respecto: la del propio músico.
El autor del disco más vendido de la historia del rock argentino con El amor después del amor en 1992, no se puede quedar quieto en los laureles que supo conseguir y apuesta fuerte en cada paso que da, bancándose las derrotas que muchos le cobran caro y aprovechando el viento a favor en las buenas. Fito se pone a sí mismo en riesgo constantemente, pero a último segundo encuentra un espacio para salir lo más ileso posible. El Diario de viaje cuenta en primera persona las anécdotas, opiniones y mitos que se construyen alrededor de su figura.
Fito Páez es sobre todas las cosas un músico. Un músico que puede hablar de literatura, política y el amor, pero siempre con un pie apoyado en una tecla del piano. Codéandose con las estrellas máximas de la música popular argentina y latinoamericana, los Diarios de viaje son un sinfín de anécdotas contadas en primera persona. ¿Qué fue lo que realmente pasó con Joaquín Sabina? ¿Cómo era trabajar con Charly García o Luis Alberto Spinetta? Todo eso, se entremezcla con pequeños ensayos del compositor rosarino sobre literatura, cultura, política y las relaciones humanas, siendo él mismo su objeto de estudio en esa última materia.
Más allá del barro político en el que se lo quiera ensuciar, la figura de Páez brilla por peso propio. Ese nombre ganado (y que sus últimas producciones musicales como Yo te amo o Rock And Roll Revolutions tampoco lograron disminuir) junto a su imparable fuerza para producir cosas nuevas, dejan como resultado a un hombre de 52 años con un espíritu adolescente y achaques propios de su edad que conviven durante sus extensas giras.