Cinco jóvenes retratan el mundo que les rodea a través de su cámara:
David Uzochukwu, 16 años
«Soy de Austria, pero ahora vivo en Bruselas. Empecé a hacer fotos cuando tenía diez años durante unas vacaciones con mi familia. Las fotografías guardan algo de intimidad, porque estás mirando a través del ojo del artista, nos muestran algo real y tangible. Incluso aunque mi trabajo pueda ser algo abstracto en ocasiones, el espacio es genial, juega con tus emociones».
Gonçalo Alexandre, 17 años
«Cuando tenía 13 años compré una cámara compacta barata y empecé a hacer fotos a mis amigos y familiares en Portugal. Luego descubrí Tumblr y todo ese nuevo mundo lleno de inspiración, y empecé a tomarme la fotografía de forma más seria. Para mí, la fotografía se ha convertido en un medio para autodescubrirme. Creo que mi generación a menudo resulta incomprendida y no se toma en serio. Es muy difícil ser joven durante la crisis financiera, así que me dije: ‘Nos pueden hacer callar pero no nos pueden esconder’. Empecé a hacer fotos a adolescentes portugueses casi cada día para que todo el mundo pueda ver lo fuertes que somos».
Eden Bø Dower, 18 años
«Veo un montón de cosas que me gustan y me inspiran, y creo que la fotografía es la forma más efectiva de documentar todo eso, ya sea gente, moda o arquitectura. Empecé a hacer fotos cuando me regalaron una cámara por Navidad a los 12 años y desde entonces no he parado. Me interesa retratar la cultura de los jóvenes que están creciendo actualmente en Inglaterra, hago muchas fotografías de mis amigos, fotografiar a los jóvenes que están intentando encontrarse a ellos mismos tiene algo que me resulta muy interesante.
Tom Emmerson, 15
años
«Empecé a hacer fotos cuando conseguí mi primer smartphone hace dos años, pero no me puse en serio con la fotografía hasta el pasado mayo. Siempre me ha fascinado la idea de poder congelar un momento en el tiempo. La moda conforma mi trabajo, pero el estilo de calle puede resultar aburrido, todo el mundo lleva lo mismo».
Isabella Newman, 16 años
«Las fotografías son un sueño y un pellizco al mismo tiempo. Me encariño con momentos que pasan fugaces con alguna emoción pura, así que siento una necesidad visceral de mantenerlos. La fotografía es capaz de inmortalizar esa conexión con esas cosas, de modo que cuando te sientes solo todavía tienes las fotografías, porque son como tus viejos amigos».
Fuente: I-D