Luanko Minuto Soler: “El mapudungun es una lengua viva”

Publicado durante 2015, “Tradición oral” es el tercer trabajo sonográfico de Luanko Minuto Soler, el rapero mapuche que canta rápido y abundante desde la zona sur de la gran warria (ciudad) Santiago

Luanko Minuto Soler: “El mapudungun es una lengua viva”

Autor: Pia
Pia

Captura de pantalla 2016-04-08 a las 12.37.11Publicado durante 2015, “Tradición oral” es el tercer trabajo sonográfico de Luanko Minuto Soler, el rapero mapuche que canta rápido y abundante desde la zona sur de la gran warria (ciudad) Santiago. Una vez más, no sólo la denuncia caracteriza su faena, sino su vocación contrahistórica y su defensa y relevamiento de la lengua mapudungun.

“Yo no hago música para hacer sectarismo sino para reflexionar”, indica Luanko, de entrada. “En Perú o en Bolivia, pese a que también hay harto desconocimiento y colonialismo, el mestizo se siente orgulloso de su tronco indígena. Acá no. El problema del mestizo chileno es que se cree gringo o europeo. Más aún cuando tenemos una clase política que blanquea el pensamiento. Lo europeiza. Entonces, el chileno se avergüenza de su tronco mapuche; lo odia, lo recrimina. Yo me crié en una población y el problema que veo ahí es el mismo que en wallmapu o en los campos: Es un colonialismo a flor de piel. Eso es lo que uno, a través de la música, intenta combatir”.

La lengua, o justamente el peligro de su desaparición es un elemento motor del disco. Para muestra es el tema “Nos hicieron indios”, que comienza con una impresionante enumeración de los adjetivos inferiorizantes dirigidos hacia los mapuche y que luego se encamina hacia el siguiente mensaje:

“Primera escuela fue crudeza descarnada/de nuestros abuelos riqueza la carnada/despojo del kimün* herencia encarnada/y del mapudungun que no se sepa nada”.

“El mapudungun es una lengua viva, no que está en los libros; que la hablan nuestros abuelos y que se habla hoy. Todos los estudiosos saben que una lengua se construye en 6 mil ó 7 mil años para que aquí alguien diga ‘Mari Mari peñi’ y en Puelmapu o Lafkenmapu te respondan por este mismo idioma. Si hablamos castellano, estamos hablando la lengua de quien ha matado nuestra tierra, el idioma del colono. La forma de liberarnos es cuando empecemos a hablar y pensar en mapudungun. Por eso, poner este tema en la sociedad mestiza es tan importante”, señala quien, además, a sus 28 años, es profesor de historia en una escuela de El Bosque.

Para Luanko Minuto Soler, el hip hop es complementario de su identidad mapuche. Es una herramienta. El mensaje va en la palabra. Tradición oral.

“Esto es parte de la reconstrucción de nuestro pueblo aunque no sea una música tradicional. Hay varias personas súper mapuche para su pensar, que uno admira, que me han dicho: ‘Lo tuyo no es hip hop mapuche porque los parámetros mapuche son otros, como el ülkantun’. Me dicen que si esto, el hip hop, es considerado mapuche, cualquier cosa puede serlo y lo mapuche se va a distorsionar. Yo estoy claro. De hecho, defino lo mío como ‘hip hop con mensaje mapuche’. A lo que uno apunta es al fondo quizás la forma no. Sin embargo, el hip hop es una forma antisistémica. No nació en una discotec sino en los barrios oprimidos”.

Luanko Minuto Soler no es el único. El hip hop con mensaje mapuche tiene varios exponentes, especialmente en Santiago y Temuco. Por citar sólo algunos… Putrefacto Racso Antilef, Erwin Rap Cofré Quilacán, Chicha con Harina, con su hit rural under “Los chanchos kochi kochi”, contenido en su reciente “Campestre mapun”; la pequeña MC Millaray, Rangilemu, Santibáñez Klan y Waikil, el alias rapero del videísta Jaime Cuyanao. La rúbrica de su productora Wetruwe está detrás de buena parte de la existencia audiovisual de esta generación. Es cosa de buscar su canal en youtube. También se debe agregar el extenso trabajo del lof artístico Wechekeche ñi Trawun, que, a fines de 2015, publicaron “Un mensaje para nuestro pueblo”, donde sacan chispas temas como “Ni un mapuche muerto más” y “Papito Corazón”, un demoledor discurso contra el machismo propio, en un disco atravesado por la mirada femenina (“Guardadora de semillas”, “Marcha mujer nativa”). Perteneciente a este colectivo es, además, el reggeatón de Kalfufüllifken Paillafilu. Desde la esquina de otro pueblo originario, el kawesqar, se debe mencionar el sonido dance hall de Kawesqar G.

Rigurosamente autoproducidos, muchas veces tocando juntos, solidarizando con las luchas, incluso en rincones como Elikura y Kurarrewe, echando mano al internet para difundir actividades, poner videos y descargar discos, es una generación que interroga, se educa y expande lo propio.

*Kimün: Conocimiento mapuche.
Por Felipe Montalva


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