El fotógrafo Stephen Mallon, capturó imágenes de un barco carguero tirando al mar los vagones viejos del metro de Nueva York.
Los enormes contenedores metálicos han sido arrojados al fondo del Océano Atlántico por más de una década, y antes de que los ecologistas comiencen a criticar esta curiosa estrategia, hay algunas cosas que hay que conocer sobre arrecifes, vida submarina y turismo.
Esta actividad responde a la iniciativa de la industria turística de varios estados costeros por crear un arrecife artificial y a la vez fomentar la vida marina y el turismo. Cada tubo de metal, borde y asiento, proporciona un área propensa para el crecimiento de ecosistemas coralinos, mismos que han se han visto enormemente reducidos por actividades humanas alrededor del mundo. Las imágenes de los vagones que llevan hundidos diez años son maravillosas.
Las fotografías capturadas por Mallon, pertenecen a una colección titulada “Next Stop, Atlantic” y serán exhibidas en las Galerías Kimmel de la Universidad de Nueva York, del el 6 de febrero al 15 de marzo.
Los espacios antes ocupados por neoyorquinos apresurados ahora están estáticos en el fondo del mar, siendo aprovechados por pasajeros resbalosos y con escamas que sin prisas recorren los asientos y se ponen cómodos inconscientes de la estrategia de reciclaje de transporte público.