Mihaela Noroc es una fotógrafa rumana de 30 años que viaja por el mundo y toma impresionantes imágenes de mujeres en todos los rincones del planeta en el marco de su proyecto Atlas de la Belleza. «Fotografié a mujeres en decenas de países y puedo decir que la belleza está en todas partes y no es una cuestión de cosmética, dinero, raza o condición social sino de ser una misma», dice.
Según Mihaela, la belleza significa mantener sus orígenes y su cultura, ser «natural, sincera, auténtica, particular». La fotógrafa estima que si «dentro de 50 años todas las mujeres del mundo se visten y actúan de la misma manera», su Atlas será un «testimonio» de las tradiciones y culturas de nuestra época.
Durante varios años Noroc viajó a numerosos lugares de la Tierra y compartió sus fotografías en sus cuentas de Facebook e Instagram. Sin embargo su destino final ha sido uno de los países más cerrados y desconocidos del mundo, Corea del Norte.
«Cuando entras en Corea del Norte te enfrentas a un mundo diferente«, relata Mihaela. «Sabes que verás monumentos y estatuas enormes o fiestas comunistas, pero no sabes casi nada de las mujeres norcoreanas».
Las mujeres del país no están familiarizadas con las tendencias mundiales, pero esto no significa que no se preocupen por su aspecto físico, asegura la fotógrafa. El estilo norcoreano supone tacones altos, trajes clásicos y, desde luego, la insignia en el pecho con el rostro de Kim Jong-un o anteriores líderes del país.
Otra peculiaridad que destaca Mihaela son los coloridos trajes nacionales que usan durante las celebraciones y ocasiones especiales. Incluso la presentadora de las noticas que los norcoreanos ven cada día en la tele, sale en pantalla con ese tipo de vestido.
A deferencia de su vecina Corea del Sur, que tiene la tasa más alta de operaciones de cirugía estética, las mujeres norcoreanas optan por la belleza natural.
«Traté de explorar diferentes entornos, desde fábricas o universidades hasta zonas públicas como grandes avenidas, parques o estaciones de metro, para demostrar que la belleza está en todas partes», explica Mihaela.
A pesar de que el viaje a Corea del Norte se limita a ciertas áreas y condiciones, «la gran sorpresa fue que la mayoría de las mujeres son abiertas y amables y aceptaban ser fotografiadas», concluye la fotógrafa.