Una nueva tendencia que nació y se desarrolla para satisfacer la necesidad de «dejarse ver» de jóvenes adictos a las redes sociales, se impone en el mundo.
Se trata de los “museos pop o efímeros”, una tendencia global que se ha transformado en el nuevo templo de instagramers y milennials.
Estos espacios en lugar de obras de arte pensadas para contemplar en el más absoluto silencio, ofrecen instalaciones artísticas con diferentes motivos tras cada puerta.
La idea es que los visitantes puedan sacar fotos originales para luego subirlas a las redes sociales y también, degustar dulces exóticos y aspirar aromas a buñuelos y bombón, porque muchas de ellas están aromatizadas, se lee en un reportaje del diario Clarín.
Las reglas básicas de estos museos -cuya duración es de apenas unos meses, ya que son exhibiciones temporales- es probar, oler y fotografiarse con todo lo que uno encuentre a su paso.
Los jóvenes que los frecuentan llevan una valija con prendas para realizar varios cambios de ropa en cada ambiente. Todos son muy coloridos y fotogénicos y para poder ingresar, es necesario adquirir la entrada con varias semanas de anticipación.
Y aunque la mirada tradicional del arte considere a estas exposiciones como algo risible o banal, estas construcciones pop-up son un reflejo de un cambio social que involucra al mundo de los museos y que convoca a millones de jóvenes de todo el mundo.
Uno de los más emblemáticos es el Museo del Helado ubicado en la ciudad de San Francisco, California. Este lugar, recibe al visitante con una piscina llena con 10 millones de “sprinkles” para bañarse entre confites y flotadores de goma.
Antes de ingresar a cada sala, se puede degustar un tipo distinto de helado (palito, en vaso, en copo). Hay unicornios gigantes con fondo de arco iris, osos de goma gigante. Otras de sus atracciones es un cuarto amarillo en el que solo hay una hamaca y del techo cuelgan miles de bananas rosadas.
Un concepto similar se aprecia en la ciudad de San Francisco. Lo ofrece Candytopia, un santuario curado por Jackie Sorkin, la Reina de los Dulces de Hollywood y realizada por el maestro fabricante Zac Hartog.
A través de instalaciones interactivas hechas con dulces, impregnadas de sabor y color, se puede ir sacando fotos en fabulosos escenarios del tipo Willy Wonka. Hay también una pileta de malvaviscos, cerdos psicodélicos con cuernos multicolores junto con panteras de chocolate y elefantes hechos con gomitas multicolor.
Otro de los suelos “sagrados” para los instagramer es Color Factory, una instalación interactiva que debutó en San Francisco en 2017 y que de temporal se convirtió en permanente. La exhibición inicia con una instalación que se llama “100 Colores” por el artista francés Emmanuelle Moureaux. Allí retazos de tela multicolor cuelgan del techo.
Uno de los grandes éxitos son las bañeras llenas de objetos. En este caso, “Into the yellow room”, hay una piscina enorme con trescientas mil pelotas color amarillo movidas por máquinas de viento, también ideales para tomar fotos desde el techo de la instalación.
La exhibición interactiva está llena de oportunidades de fotos vibrantes, incluyendo tacones de aguja de siete pies de altura hechos de velas y una bañera llena de patitos de goma.
Happy Place es otra opción con 13 salas acolchadas donde abunda el neón y el color amarillo. Fundada por Jared Paul e inaugurada en 2017, esta masiva experiencia emergente, que pasó por Los Angeles, Boston y Toronto, está repleta de instalaciones más grandes que las de tamaño real, salas inmersivas con múltiples sensores.
Hay algunas salas con 150 mil flores amarillas colgando del techo que recuerdan a la película “Big Fish”, zapatos de aguja gigantes hechos de vela y una bañera gigante rodeada por miles de patitos de goma.
Con un tinte fashion, 49Rooms comenzó con una de las fiestas más discutidas de la Semana de la Moda, en la ciudad de Los Ángeles, organizada por Drew Barrymore y una lista de invitados que incluye a Solange Knowles, Zoe Kravitz y Alexa Chung. Lo cierto es que #29Rooms fue una etiqueta de tendencia en Instagram y el proyecto obtuvo más de mil millones de impresiones en los medios.
Las habitaciones brindaron a los fanáticos de la imagen la oportunidad de ver, tocar, escuchar y bailar con las experiencias de integración que van desde la realidad virtual hasta instalaciones de sonido y laberintos de luces multicolores y túneles decorados con grafitis fosforescentes. Todo sea por lograr una buena cantidad de “me gusta”.
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