Este no es otro artículo que intenta convencerte de que este es el mejor disco de todos los tiempos, pero si no lo conocías, aquí van unas cuantos motivos por los que deberías escucharlo con atención y ya después decidir si es uno de esos que debes incluir en tu lista de imprescindibles.
No llegar a fin de mes constantemente. Recordar tu amor de la adolescencia y descubrir que ya tiene una vida de adulto. Escaparse de una fiesta aunque esté a las afueras de la ciudad porque no puedes más. Llegar a una tasca cualquiera en el centro porque es donde van todos los acabados y tú también formas parte de ellos. Pero sentir que al fin y al cabo el futuro te pertenece.
‘Different Class’ ofreció todas estas sensaciones y supuso en 1995 un completo diagnóstico de la precariedad antes de que esta palabra estuviera por todos lados. Jarvis Cocker y sus compañeros de banda la conocían más o menos de cerca. Pulp venían de Sheffield, un lugar al que cualquier amante de la mitología pop quiere llegar porque a través de las letras suena como un sitio cálido y ameno, pero que es tan gris como cualquier ciudad británica la mayor parte del año.
Alabemos lo precario
Antes de ser una de las figuras más carismáticas del pop, Jarvis Cocker fue pescadero en su pequeña ciudad. No obstante confiaba en que su grupo, el que fundó en 1978 con compañeros del colegio y que sufrió diferentes cambios en su formación más adelante, pudiera tener un pelotazo que no llegó hasta este ‘Different Class’, el quinto disco. Pulp alcanzaron su culmen comercial con esta radiografía de la clase trabajadora (británica y europea) y también de lo sexual, ya que el álbum está lleno de fetiches como el voyeurismo (‘I Spy’) o la infidelidad (‘Underwear’).
En doce historietas, Pulp reconocen a todos los que viven al margen de la sociedad (‘Mis-Shapes’) y los llama a la «revolución» con el mensaje de un futuro más próspero, escriben sobre el lunes como ese día que nos hace sentir a la gran mayoría como auténticos despojos (‘Monday Morning’) y sin embargo dejan hueco para lo romántico: ¿dónde estaría ahora si no nos hubiéramos conocido? (‘Something Changed’). La «gente común» también tiene derecho a sentir.
‘Common People’, la gema del álbum
«Llegó de Grecia sedienta de conocimiento
Estudió escultura en el Saint Martin’s College
Allí fue donde le eché el ojo».
Si hay una canción que justifique y sintetice todo este disco, esa es ‘Common People.’ A grandes rasgos este es el relato de una niña bien que quiere mezclarse con el populacho. En un análisis más profundo, el tema se convirtió en un canto que la «gente común» (a la que quiere parecerse esta chica) entonó y contenía todo lo despreciable del capitalismo.
La leyenda respecto a quién estaba dirigido este himno imprescindible del pop se engrandeció aún más a principios de este año cuando un periódico griego aseguró que la estudiante griega de escultura no era nada menos que Danae Stratou, artista visual y esposa del último súperhéroe de la «common people», Yanis Varoufakis. Varoufakis ni confirmó ni desmintió, simplemente dijo a la BBC que sabía que Stratou era la única estudiante de escultura en el Saint Martin’s en ese tiempo «y por experiencia personal, es una persona fascinante.»
Nos vemos en el 2000
En ‘Pulp, una película sobre vida, muerte y supermercados’, un documental que filma la reunión del grupo en 2011 dirigido por Florian Habicht, aparecen habitantes de Sheffield comentando con completa normalidad curiosidades sobre el grupo, que es todo un emblema para sus residentes.
Este nítido retrato sobre Pulp es en cierto sentido una respuesta de los habitantes de Sheffield a ‘Different Class’, después de triunfar en la capital, en su ciudad también se convirtieron en héroes.
En ‘Disco 2000’, Cocker invitaba a Deborah a reencontrarse en el año 2000 y le prometía que no iba a ser extraño verse siendo mayores. No sé si extraño, pero, querido Jarvis Cocker, los tiempos siguen siendo tan amargos como optimistas. A ratos.