«A diferencia de los palestinos que vivían en Gaza hace 20 años y convivían con los israelíes, estos niños no los ven (a los israelíes); para ellos son una suerte de Dios del Antiguo Testamento que te castiga todo el tiempo, seas o no seas culpable. Y ese Israel no se ve. Es un Dios bíblico, omnisciente, implacable, que decide que no entre papel en Gaza y no se pueda estudiar», advierte.
Zin (Buenos Aires, 1971) explica, en una entrevista con Efe, que la omisión deliberada de cualquier referencia a Israel, más allá de los efectos del bloqueo y las bombas, se debe a que ese es el punto de vista de los niños que ahora viven en Gaza y que excluye a los israelíes por completo.
Este reportero de guerra, con años cubriendo conflictos armados, detalla que siempre ha visto al periodista «quedarse en la epidermis, en los disparos, en los heridos». «Sé que hay que mostrarlo, porque la guerra es así -dice-, pero me parecía mucho ruido y poca profundidad».
Y sus amigos de Gaza le pedían que fuera allí, «que estaban peor que nunca». Zin, que rodaba entonces en México, vivió un detonante definitivo que le llevó de nuevo a la Franja: el bombardeo en la playa de ocho niños y la muerte de cuatro de ellos.
Tres meses después del final de la ofensiva israelí, son esos niños supervivientes, y otros buscados para hablar de distintos aspectos de la problemática de Gaza, quienes cuentan cómo luchan por superar el horror y recuperar cierta normalidad en sus vidas.
Ellos son los portavoces de los 507 niños muertos y más de 3.000 heridos que dejó aquella ofensiva israelí conocida como «margen defensivo».
«Quería buscar una visión más profunda de las heridas que deja la guerra, el trago de las heridas físicas, las psicológicas, la pérdida del amigo, del familiar, de tu casa; todo esto es una herida que se queda dentro. Por eso -explica- paré la cámara y, con las imágenes detenidas, (quise) que el espectador se metiera en el niño, en la víctima».
Para ello, Zin usó drones y cámaras subacuáticas que aportaran «una cierta poesía, algo para trascender -dice-. En la guerra, hoy día, vamos corriendo; con tanto titular, tanto Twitter, tanto Facebook, creí que era bueno parar».
Producen la cinta la cantante Bebe, pareja del director, y el periodista y amigo Jon Sistiaga, «encantado» de participar en un proyecto «distinto y valiente». «Me pareció muy buena idea contarlo así, desde otro punto de vista», según ha comentado Sistiaga a Efe.