On the Road, de Jack Kerouac, y Howl, de Allen Ginsberg, son himnos reconocibles asociados a un grupo de artistas de los Estados Unidos de los 50 y 60. Este grupo estaba formado por escritores, músicos, pintores de versos, inconformistas en el plano político y moral; defensores de una apertura sexual y muchas veces censurados por obscenidad; amantes del jazz y los ritmos imprevisibles de una escritura más espontánea; consumidores de psicofármacos y filosofía oriental a partes iguales; buscadores de una cultura alternativa más acorde con su identidad.
¿Quién podría nombrar escritoras de la Generación beat? A la historia de la literatura pasaron los nombres de hombres. Sin embargo, uno de ellos, Gregory Corso, durante una conferencia en el Instituto Naropa en 1994, cuando le preguntaron porqué no hubo mujeres en su generación, respondió:
Hubo mujeres, estaban allí, yo las conocí, sus familias las encerraron en manicomios, se les sometía a tratamiento por electrochoque. En los años 50, si eras hombre, podías ser un rebelde, pero si eras mujer tu familia te encerraba. Hubo casos, yo las conocí. Algún día alguien escribirá sobre ellas.
Pocos años después, Brenda Knight publicaría Women of the Beat Generation: The Writers, Artists and Muses at the Heart of a Revolution. No obstante, Gregory Corso no llegó a pensar que alguien en España traduciría y confeccionaría una selección de estas poetisas olvidadas. Beat Attitude (Bartleby Editores) es el título de esta antología bilingüe; Annalisa Marí Pegrum, poetisa y artista, su artífice.
Entonces, si haberlas, las hubo, ¿por qué no se ganaron la atención literaria que merecían?
…por la misma razón por la que tantas otras mujeres quedaron relegadas en la historia del arte y de la literatura —explica Annalisa—. Porque era la década de los cincuenta y lo que se esperaba de las mujeres era que se casaran y que tuvieran hijos; que cuidaran de su hogar y de su marido; que trabajaran lo justo, sin dejar de lado nunca su casa.
Recordemos que, para poder viajar, las mujeres tenían que casarse antes. Era impensable que una mujer abandonase su familia para hacer lo que hacían los hombres: viajar, bailar, enamorarse, perderse… En cierta manera, el matrimonio era una especie de pasaporte hacia la libertad, aunque a veces fueron estos mismos matrimonios los que acabaron esperando de ellas esos valores tradicionales que se supone que combatían.
¿Por qué se ha tardado tanto en poner el foco en ellas? Porque también en EEUU es un fenómeno reciente. Hay que esperar a los estudios de género, a las revisiones de la historia de la literatura, para sacar a algunas de estas mujeres a la luz. Hubo otras que han seguido viviendo y trabajando su poesía (Joanne Kyger, Anne Waldman, Hettie Jones, Ruth Weiss…), pero son las antologías las que dan una idea más precisa de su importancia en los cincuenta y sesenta.
Otra razón es que mucho de su obra ha quedado diseminado en revistas y primeras ediciones desaparecidas o agotadas. En la época, las mujeres tenían más dificultades para ser publicadas.
Según Allen Ginsberg, «…mientras se tratase de una escritora potente que mantuviese el tipo, como Diane Di Prima, desde luego que colaboraríamos con ella y la reconoceríamos. Ella era una genia».
Diane fue una de las poetas más prolíficas de su tiempo. En 1958 publicó su primera colección de poemas, This Kind of Bird Flies Backward, y desde entonces ha hecho lo propio con más de 40 libros. Como muchas otras figuras beats, hizo de bisagra entre su movimiento y el jipi o entre los dos puntos culturales neurálgicos de la época, Nueva York y San Francisco. Su interés por el budismo y otras filosofías orientales quedó plasmado en su obra, así como la reivindicación de la mujer. Huelga decir que su revista The Floating Bear fue acusada de obscenidad.
Otras escritoras talentosas fueron Denise Levertov, Lenore Kandel, Elise Cowen, Hettie Jones, Joanne Kyger, Ruth Weiss, Janine Pommy Vega, Mary Norbert Körte y Anne Waldman.