“Mientras los recursos de los países pobres sigan en manos de los países ricos, seguirán llegando, con todo el derecho a exigir su pedazo del pastel”, asegura el realizador
En estos tiempos cuando el muro de Donald Trump se convierte en algo más que una amenaza y el Open Arms mantiene en vilo a la población mundial con una tripulación de inmigrantes varada en alta mar, hay producciones cinematográficas que cobran vigencia y que vale la pena retomar, por ofrecer respuestas a esas situaciones de gran actualidad.
Es el caso de “El Viaje de Said”, un cortometraje de animación creado en 2006 por Coke Riobóo, ganadora de varios reconocimientos internacionales, gracias a su historia llena de sensibilidad y profundas enseñanzas.
La película cuenta la historia de un niño que vive en un pueblo costero de Marruecos y un día decide emprender un viaje hacia ese lugar que todos creen que es la tierra de las oportunidades, reseñó una nota del portal cinenuevatribuna.com.
El pequeño Said habita en una modesta casa frente a una playa marroquí. Ese día en que se traslada mágicamente al “paraíso de las oportunidades”, se encuentra con un parque de atracciones gigante lleno de luces y colores.
Con su ingenuidad de niño va participando en todas las atracciones, teniendo que superar duras pruebas: cruzar el estrecho, conseguir papeles, recoger tomates en un invernadero, huir de la policía, etc…
El viaje de Said se convierte poco a poco en una pesadilla de la cual le costará salir. Una historia que nos hace reflexionar sobre la inmigración y la necesidad vital de ser solidarios.
El director desarrolla el tema con una fantasía irónica de plastilina, las esperanzas distorsionadas de muchos marroquíes que sueñan con encontrar en España un mundo mejor.
En opinión de Riobóo, cada vez son más los niños como Said que se embarcan en una patera, conscientes de que pueden morir y saben que si llegan, lo que les espera no es precisamente un cuento con final feliz.
La solución pasa por aceptarlos, conocerlos, entenderlos y compartir nuestro “estado de bienestar”. El realizador asegura que “mientras los recursos de los países pobres sigan en manos de los países ricos, seguirán llegando, con todo el derecho a exigir su pedazo del pastel”.
El viaje de Said se hizo merecedor del Premio Goya al Mejor Cortometraje de 2006, también el premio en el VII Certamen Internacional de Cortometrajes de Animación del Centro Cultural Ibercaja, La Rioja; y en la Muestra de cortometrajes Vila de Noia.