La artista es considerada pilar fundamental de la identidad del país andino
La Flor de la Canela, Fina Estampa y José Antonio, son algunas de las composiciones más populares de la cantautora ícono de la cultura peruana Chabuca Granda.
Este 3 de septiembre, al cumplirse 99 años de su nacimiento, el gobierno peruano entregó la Orden del Sol, en su mayor denominación posible: la Gran Cruz.
Durante la ceremonia, el ministro de Cultura, Luis Jaime Castillo Butters recordó a los asistentes que, en septiembre del 2020, se cumplen 100 años del nacimiento de María Isabel Granda Larco, cuya obra musical se ha convertido en uno de los pilares de la música popular y la identidad peruana.
En busca de recordarla y celebrarla, el titular de la cartera de Cultura entregó a los hijos de la cantante la más alta distinción que puede concederle el Estado peruano a sus ciudadanos en campos como las artes, letras, cultura, política y otros servicios extraordinarios a la nación.
Destacó el titular del Ministerio de la Cultura peruana que el trabajo artístico de Granda, fallecida en 1983, incluye desde la exploración sonora de sus melodías hasta la imaginación poética de sus letras.
“Chabuca no sólo creó canciones, Chabuca creó poesía cantada y paisajes musicales para la Lima que vivió, trazando nuevas sendas en la música popular que serían recorridas por las nuevas generaciones de una Lima y un Perú cada vez más complejo y diverso”, aseguró el ministro.
La entrega de este reconocimiento póstumo, marca el inicio de las actividades que realizará Perú con motivo de celebrar en 2020 el centenario de la destacada folclorista.
Chabuca: Grande desde pequeña
María Isabel Granda Larco nació el 3 de septiembre de 1920 en un asentamiento minero peruano de oro, llamado Cotabambas y murió el 8 de marzo de 1983 en Miami, Florida.
Sus padres fueron el ingeniero de minas Eduardo Antonio Granda San Bartolomé, hijo de José Granda Esquivel, e Isabel Susana Larco Ferrari, perteneciente a la familia ítalo-peruana Larco.
En 1923 su familia se trasladó a Lima. Comenzó a cantar a los 12 años de edad, y debido a su voz de soprano, integró el coro de su colegio, en el que fue nombrada vicepresidenta de la Asociación de Canto. Culminados sus estudios, siguió cursos libres en el Instituto Femenino de Estudios Superiores, de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
En 1937 integró el dúo Luz y Sombra, al lado de Pilar Mujica Álvarez Calderón. Por esos años trabajó como secretaria, pero sin dejar nunca su afición por la música.
En 1942, se casó en Lima con el brasileño Enrique Demetrio Fuller da Costa, con quien tuvo tres hijos: Eduardo Enrique, Teresa María Isabel y Carlos Enrique Fuller Granda. Su vida matrimonial fue breve, terminó en divorcio. Su despliegue personal como cantautora se inició precisamente luego de su separación, que fue visto como un escándalo por la sociedad limeña de aquella época.
Incursionó en la composición de valses criollos, ganando en 1948 un concurso organizado por la Municipalidad del Rimac, con el tema “Lima de veras”. En 1950 dio a conocer dos nuevos valses, “Zaguán” y “Callecita escondida”.
Este primer período de su producción creativa es netamente evocativo y pintoresco; «Chabuca» —este es el nombre con el que se hizo llamar— le cantaba a la Lima antigua, señorial, de comienzos del siglo XX. Es la ciudad que ella conoció a través de su padre, Eduardo Granda San Bartolomé, la del barrio de Barranco, de grandes casonas afrancesadas, con inmensos portales y jardines de invierno.
Su fama como compositora alcanzó en 1953 nivel nacional, cuando el conjunto Los Chamas grabó su tema «La flora de la canela», inspirada en una lavandera afroperuana, Victoria Angulo, cuya gracia y donaire alabó. Esta composición traspasó incluso las fronteras, hasta convertirse en una de las canciones más representativas de la música peruana.
A esta primera etapa pertenecen también otros temas como “Gracia” y “Ha de llegar mi dueño”, popularizados por el trío Los Troveros Criollos; “José Antonio” y “Fina estampa”, popularizados por Edith Barr; “Puente de los suspiros” y “Lima de veras”, popularizados por el trío Los Morochucos; y “Zeñó Manué”, popularizado por la propia compositora, entre otros.
Aquejada por una enfermedad en la garganta, viajó a Alemania en 1956 y a los Estados Unidos, en 1958. Ya restablecida, se propuso interpretar sus propias canciones, pese a que una operación en la garganta le había producido una voz grave. Ello, junto a un estilo de canto peculiar, conversado y matizado con un acompañamiento musical estilizado, le dieron una personalidad artística inconfundible.
En sus últimos años, Chabuca Granda interpretó un repertorio ligado al renacimiento de la música afroperuana que, a pesar de haber estado presente en el país, había sido denostada por razones sociales. Manejó con maestría “negra” el abanico de ritmos que enriquecieron la música popular peruana y su poesía, tomó el sesgo de la acuarela, el trazo sintético y sugerente de colores y sensaciones.
Todavía se hallaba abocada a diversos proyectos musicales, cuando falleció por una isquemia cardíaca en una clínica de Miami, Estados Unidos, el 8 de marzo de 1983.
Músicos como el panameño Rubén Blades, el uruguayo Jorge Drexler, el brasileño Caetano Veloso, el mexicano Juan Gabriel y los españoles Raphael, Julio Iglesias, Rocío Jurado y Lola Flores figuran entre quienes interpretaron sus temas.
Perú declaró en 2017 la obra musical de Chabuca Granda como Patrimonio Cultural de la Nación.