Jon Venables y Robert Thompson entraron en la historia contemporánea mundial con la desafortunada etiqueta de ser los asesinos más jóvenes del Reino Unido.
En 1993, cuando ambos tenían 10 años, secuestraron y mataron a un niño de apenas dos años, crimen que los llevó a prisión hasta que cumplieron la mayoría de edad.
Este hecho que conmocionó a la opinión pública hace 26 años, inspiró al cineasta irlandés Vincent Lambe para realizar el cortometraje «Detainment» (Detención), nominado por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de EE.UU a los Óscar 2019.
La postulación ha causado una controversia inesperada promovida por la madre de la víctima, Denise Fergus, que denunció públicamente al director de la película, porque no le consultó a ella ni a ningún otro miembro de la familia para realizar el audiovisual, se informó a través de una nota publicada por el diario inglés The Guardian.
Para respaldar esta solicitud se creó una plataforma digital Change, que hasta ahora ha sido firmada por 220 mil personas, para que se retire esta obra de la competición y se prohíba su proyección.
“Han pasado 26 años desde que mi hijo fue asesinado y he visto muchos documentales sobre él, pero nunca fui tan ofendida por algo que muestra tan poca compasión hacia James y su familia”, dijo la mujer, quien aseguró que un filme “tan simpático hacia los asesinos de James es devastador”.
Lambe se defendió y afirmó que no pretendía mostrarse “irrespetuoso” con la familia al no consultarles y señaló que “Detainment” se interesa por “entender por qué pasó lo que pasó” y “evitar que algo similar pueda ocurrir en el futuro”.
Por su parte, en un comunicado la Academia anticipó que no va a retirar la candidatura porque, aunque considera “muy seria” la preocupación de los familiares del pequeño asesinado, mantiene una “posición neutra” en el proceso de votación, ya que son sus miembros quienes votan atendiendo a “su propio criterio” sobre los méritos de las películas.
“Detainment” relata el asesinato del niño inglés James Bulger mediante las transcripciones y grabaciones de los interrogatorios de los asesinos con la Policía.
Una de las evidencias más contundentes es el registro de la cámara de seguridad del centro comercial, ubicado en Bootle, en Merseyside, cerca de la ciudad de Liverpool, en la que se ve a los dos niños asesinos llevándose al más pequeño. Ésta se convirtió en la imagen que más impactó al mundo.
Una vez que lo raptaron, aprovechando un momento de descuido de su madre, Venables y Thompson, quisieron tirar a James, que estaba llorando a gritos, en un canal mientras caminaban hacia las vías del tren, pero no lo hicieron. Según se desprendió del juicio, más de 30 adultos los vieron caminando en ese recorrido de más de tres kilómetros.
Cuando llegaron a las vías del tren, cerca de la casa de Thompson, tiraron a James al piso y lo golpearon con ladrillos y una barra de hierro en el cuerpo y la cabeza. También lo desnudaron y habrían abusado sexualmente, aunque eso nunca se confirmó.
Allí lo dejaron, cubierto en pintura verde. El cuerpo del infante fue además mutilado por el paso del tren. Lo encontraron dos días después del secuestro. La noticia de la muerte de James estremeció a la comunidad de Merseyside, que homenajeó al pequeño.
Los asesinos incluso participaron de esas ceremonias, dejando flores. Fue justamente la imagen de la cámara de seguridad la que permitió que una mujer identificara en ella a Venables. Desde allí, la pesquisa siguió hasta encontrar más pruebas que incriminaron a los jóvenes. Venables terminó admitiendo el crimen en el interrogatorio; Thompson lo hizo mucho después, ya en prisión.
Transcurrido un año, cuando ya habían cumplido los 11, los dos menores fueron condenados con una pena de detención sin límite de tiempo. Los asesinos más jóvenes del Reino Unido fueron liberados en 2001, cuando cumplieron los 18 años, con una nueva identidad para evitar que sufrieran represalias.
Desde entonces y de por vida, tienen que cumplir un régimen de arresto domiciliario y no pueden acercarse a los familiares de James. Sin embargo, Venables volvió a tener problemas con la ley. En 2010 fue condenado a dos años de prisión por posesión de imágenes de pornografía infantil y ocho años después, en febrero de 2018, a otros tres años y cuatro meses de prisión por el mismo delito.
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