Poemas de Marcelo Guajardo Thomas

(Santiago, 1977)

Poemas de Marcelo Guajardo Thomas

Autor: Pia
Pia

Marcelo Guajardo Thomas (Santiago, 1977) es poeta, periodista y Magíster en Literatura chilena y latinoamericana por la Universidad de Santiago de Chile. Fue becario de la Fundación Pablo Neruda (2003) e incluido en la antología “Cantares de Nueva poesía chilena”, compilada por Raúl Zurita el año siguiente. Ha publicado los libros de poesía “Teseo en el mar hacia Cartagena y epílogo de la aventura”, “Un momento propicio para el exilio”, “Los celacantos y otros hechos extraordinarios”, con el que obtuvo el premio Mejor Obra Literaria en poesía publicada (2016); y la novela “La bicicleta mágica de Sergio Krumm“, ganadora del Premio Barco de Vapor (2013). En el 2017 obtiene el premio Pablo Neruda de poesía joven.

La riqueza de las naciones.

La introducción de un nuevo bien.

Como mueven los aparejos aquellos que saben
Y aseguran la carga cuando de un lugar lejano
Se levanta una tormenta.

Cada detalle es almacenado en grandes numerales de alabastro
Y las fechas de emisión y caducidad son atesoradas como gemas.

Están más allá del bien y del mal. Cuentan hombres como guijarros
Animales como maletas de viajero, niños como borregos.

Pero ellos saben qué se sostendrá luego de todo el debacle
Qué se repondrá al hambre y a la sed
y qué organismo simplemente Perecerá.
Ellos saben y sostienen las bases de la corriente
Los Pronósticos del clima, cartapacios,
las únicas brújulas del reino.

Un bien como un sol nuevo
Despuntado majestuoso.
Deslumbrante como el ataque de un puma.

La introducción de un nuevo método de producción
o la comercialización de bienes existentes.

Como una página en blanco quemándose en la nieve
en aquella tormenta que vino tras el fuego
como el largo anhelo de los prisioneros
encadenados a un enorme caballo
un pensamiento atraviesa la oscuridad
como un puma en llamas.

El prodigio debe dar paso al método.
El fuego al hielo que lo antecedió.
Las creaturas se alinean en la fábrica
El bien es concebido una y otra vez.

Y esa mano que da forma, aquella que decide
Los mecanismos en que aquello se edifica
Se levanta, adquiere su estatura
Aquella mano invisible que dispone de todo
Que divisa el peligro y toma recaudos
Que almacena y clasifica, que impone
Un ritmo a la producción.

Los mártires que están allí, estáticos
Como gárgolas aglutinadas en las cornisas
En los dinteles de las fábricas
En las líneas de producción.

El prodigio debe dar paso al método.
El nuevo bien debe ser concebido.
Reproducido como la marea.

La apertura de nuevos mercados.

El arte de la negociación es un talento escaso
Volver a las palabras adecuadas para dar con aquella que
Presiona suavemente y coloca una piedra imperceptible
En el torrente para llevar agua a tú molino.
El interlocutor cae sin notarlo en incongruencias
Que lo llevarán al abismo de la desaparición. El negociador
hábil sabe en qué momento atacar y conseguir.
Usa la fábula de la gacela y el león
La usa como un mantra.
Y así se abren los mercados como flores al amanecer
el bien es depositado en una urna de oro
Y llevado como un redentor hasta los confines.

La conquista de una nueva fuente de materias primas.

Y está la fuente, el recurso que corre como ríos en el alma
De la piedra o el mar. En el corazón de la montaña, en el fondo
cenagoso de aquellos ríos turgentes de la tierra. Y está el negociador
Y su palabra como quilla en el torrente. Y está la ambición
Como la mandíbula de una hiena. Como todas las mandíbulas de las hienas.
Y está el tránsito de los bienes, los antiguos y los nuevos
Por los mares y a través de los continentes, hollando praderas
Desaguado exclusas.

La creación de un nuevo monopolio
o la destrucción de uno existente

La ola disuelve en su insistencia cada roca, cada guijarro
Y regresa a su matriz donde descansa y se purifica. Un movimiento
avanza como el alma noble de los animales, la naturaleza
encuentra la forma de su destrucción y nacimiento.

Pero se nos hace invisible este ir y venir. Nuestra carne
Se queja de ira, deseo, la prematura añoranza mientras
las estaciones y las estrellas se persiguen y se desintegran.

Organizamos los anaqueles día tras día. Los numerales de alabastro
Gráficos, índices como gemas. Un viento se aproxima.
Una manada emerge del mar, los árboles caen desde sus cuencas
marejadas arrasan la tierra, gansos salvajes recorren los pedregales.

Un extenso campo de trigo se nos aparece en sueños
La brisa lo mese con suavidad
grandes y luminosas nubes avanzan tranquilamente.
Una deliciosa música se oye en la lejanía.
La flauta dulce que alguien sopla oculto en el follaje

OSV

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