Poeta chilote. Directo, visceral, profesor, pensador y un analista tanto poético como político. Un poeta con fuerza y voz. Su libro Palafitos, es fundamental dentro de la poesía del sur de Chile.
¿Qué significa ser un poeta chilote?
Es vivir creativamente en la dificultad de un país centralista que decide por nosotros. Se nos construirá un puente del siglo XXI y la conectividad interna seguirá siendo medieval. Nuestras complejidades de salud hay que resolverlas en el continente. Antes que una Universidad, un mall, pronto un hipermercado y proyectos mineros que arrasarán el paisaje natural y cultural. Implica entonces penetrar en el discurso del progreso, tener la pasmosa claridad de la codicia desenfrenada y de la debilidad de nuestra palabra para detener esta avalancha. En la cotidianidad, es vivir casi como cualquiera en el ninguneo de los gurús y fundamentalistas del pueblo que te quieren al servicio de ellos. Si abandonas el bar se te chaquetea, siempre tener opinión es una molestia. Aunque también hay sectores que valoran nuestra producción y esperan más de nosotros.
¿Qué importancia tuvo en tu vida como poeta el taller literario Aumen?
Una ventaja formativa puesto que existía ambiente dialógico interdisciplinario, asistían “alumnos” y profesionales de otras áreas aprovechando este espacio democrático, este contexto tampoco era propicio para los niños-poetas. La represión nos llevó a estar detenidos junto a José Donoso y esposa, 5 días sin que se nos formulara cargos, el 85 inauguramos la Ley Antiterrorista. -Donoso, su efecto político internacional, lo tragicómico de los sucesos merecen un desarrollo aparte-. En lo literario, se inició mi aprecio por el lenguaje y distintas lecturas. Algunos hacíamos además otro taller, aquí deconstruíamos el discurso del taller “oficial” envalentonados por la jarra de chicha gracias al que era tesorero de su curso, todo esto bajo un farol agónico en un palafito bar clandestino.
¿Qué poetas de Chiloé destacarías y por qué?
A nadie, de una u otra manera a la mayoría el individualismo propio del modelo les ha penetrado, solo hablan de sí mismos, nobleza obliga; a Jorge Velásquez por la búsqueda de un lenguaje identitario propio. Olga Cárdenas y Maribel Lacave asumen el discurso del mestizaje más pertinente que el purismo ingenuo. Nelson Torres, campeón indiscutido de los concursos literarios. Contreras mitifica con un grupo que formó pero los integrantes ni lo recuerdan, el único que al sembrar 6 papas obtuvo 36 sacos. Cárdenas se fue para perderse en los bares de Villa Francia y ser Presidente de la Junta de Vecinos. Trujillo volverá después de vivir años en EE.UU ¿seremos capaces de reconocerlo en el fogón? Los destaco en la amistad y la valoración de sus respectivos trabajos literarios, como a Galindo, Mansilla y Uribe.
Palafitos es un libro importante dentro de la poesía del sur. ¿Qué te inspiró a escribirlo? ¿Cuál es su imaginario?
Lo escribí a los 17, solo veinte años después pude publicarlo. Surge a partir de la decisión del Alcalde designado, para quien había que eliminar los palafitos y hacer algo como Miami en Castro. A la vez la Dictadura había casi regalado a empresas internacionales grandes extensiones del bosque para hacerlo astillas, parte de esos terrenos pertenecen ahora a Piñera. Este libro tiene que ver con una visión de Chiloé entretejida en el contexto dictatorial y la amenaza de este progreso que nos traen, como un oráculo que denuncia en dos voces (hablante y yo lírico). Los textos pretenden valer individualmente y en unidades, se abrochan en el índice. La pretensión es figurar nuestra identidad en la metáfora palafitos- mar-tierra. Creo que merece una mejor edición.
Por Oscar Saavedra Villarroel / Sección GRADO CERO, El Ciudadano impreso
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