¿Qué primó en la noche? ¿Los contenidos, la alegría, la celebración, las ideas o todo junto? Esta última parece ser la respuesta más acertada. Había ganado Chile a Bolivia hace unos instantes, había fuerzas policiales persiguiendo a chilenos en el centro, se sentía un desorden en el ambiente y el frío no hacía mella. En el Galpón uno a uno los asistentes y los músicos iban llegando. Era una noche de miércoles y muchos no se atrevían a aventurar cuanta gente llegaría, pero poco a poco el local fue cobrando en ambiente, con calor adentro y fuera del cuerpo, con la fuerza que fueron entregando los grupos como Newen Leftraru y Keko Yoma, o las animaciones de Tuga que hacia de nexo entre las presentaciones. Luego fue el turno de Subverso, que a través de un cruce entre su presentación junto a Andy Portavoz de Salvaje Decibel y la proyección de sus videos, estableció un primer momento para la idea, para que la palabra se haga fuerza, para que el decir se constituya en el elemento conductor, y así de manera simple, con cuatro piezas escogidas el músico revisa las mentiras del país, la falsedad de los medios, los engaños del poder, para rematar con una rima sin música, donde desnuda a los candidatos presidenciales, a todos ellos que se muestran tan acongojados y disponibles cuando de votos o firmas se trata.
Luego un Mauricio Redolés en solitario, tal como cuando volvió a Chile, tal como lo escuché hace años en los patios de las universidades, tal como llegó a mostrar sus primeras mezclas de poesía y blues, de rock y líricas. Pero así en solitario, el vecino de calle Cueto es capaz de pasearse por esas bellas letras y decir su trabajo, y también es capaz de atraer la mirada de todos los presentes, de hacer que esos ojos desbocados se centren en sus historias, en esa muchacha rica, en esos permanentes funcionarios policiales que se cruzan en sus textos, y en esas ideas desorbitadas que muchas veces parecieran no tener que ver con nada, pero son el perfecto resumen de lo que somos, fuimos y seremos como sociedad.
El cierre fue con Banda Conmoción. Un espacio para la celebración, para el goce del cuerpo, para la libertad de los sentimientos, para la expresión del festejo latinoamericano y del mundo. En esos momentos es cuando las piernas se hacen cortas, los brazos vuelan altos y la jornada que pudo haber parecido extensa, que ya se empina más allá de las tres de la madrugada no se hace agotadora, es más, pareciera que las fuerzas vuelven y que el tinku hay que bailarlo como lo hace Jorge Ganem, y que el San Juanito final, incluyendo la coreografía de las trompetas, debiera ser como dice la antigua grabación: no tener fin y que termine cuando los espectadores quieran.
En resumen una fiesta, una jornada para compartir, para hacerte masa y echar fuera los sinsabores, ya sea bailando, gritando, riendo o rapeando.
¿Cuándo y dónde?
Junio 2009
Galpón Víctor Jara
Plaza Brasil
Foto: Evelyn Cazenave
Texto: Jordi Berenguer
Onda Corta
El Ciudadano