Después de dos años de pandemia, Puebla está lista para la Procesión de Viernes Santo en su XXX aniversario, en donde la participación de la gente será importante siempre con apego a los protocolos de bioseguridad vigentes hasta el momento.
La Procesión de Viernes Santo “Siguiendo a Cristo en torno a nuestro Pastor”, se llevará a cabo el próximo viernes 15 de abril de 2022 a partir de las 12:00 horas, por lo que es importante tomar en cuenta todas las medidas preventivas para salvaguardar la integridad de las personas que participarán en la Procesión de Viernes Santo, para que integren desde los templos de cada una de las imágenes que van a procesionar para evitar aglomeraciones a lo largo del recorrido.
Es importante recordar a la gente que la Procesión de Viernes Santo debe ser un espacio de reflexión para las personas, sobre todo, porque han sido dos años difíciles para la mayoría de los ciudadanos, “es una oportunidad para abrir el corazón y solidarizarse con los que menos tienen, de expresar su fe y de caminar juntos acompañando a Jesús”.
En el marco del 25 aniversario del Centro Internacional de Difusión de la Divina Misericordia Mons. Víctor Sánchez Espinosa, arzobispo de Puebla, ha externado su deseo de que, por primera vez, una de nuestras imágenes peregrinas de Jesús de la Divina Misericordia participe en la Trigésima Procesión de Viernes Santo, el viernes 15 de abril, organizada por la Arquidiócesis de Puebla en conjunto con la UPAEP y otras instituciones. Cabe señalar que la imagen tiene una altura de 2.30 metros.
En conferencia de prensa se reunieron los miembros del Comité organizador de la Procesión de Viernes Santo, Mtro. Carlos Martínez Cruz, Presidente del Comité Organizador; Pbro. Sergio Valdivia Bermúdez, representante de la Arquidiócesis de Puebla, dentro del Comité de la Procesión de Viernes Santo; Mtro. Carlos Castro Mendoza, Coordinador de Logística del Comité Organizador de la Procesión de Viernes Santo; Arqueólogo Eduardo Merlo Juárez, representante de la imagen del “Señor de las Maravillas” del Templo de Santa Mónica y Pbro. Miguel Arcángel de Simone Maimone, Párroco del templo de Nuestra Señora de la Soledad, quienes hablaron de los preparativos y de las recomendaciones que se deben seguir con apego al protocolo de bioseguridad vigente hasta el momento.
Hablaron de la trayectoria que seguirán las imágenes durante la Procesión y recomendaron a los asistentes llegar hidratados y con gorras y paraguas para cubrirse del sol y participar con alegría, respeto y devoción.
La Procesión de Viernes Santo en Puebla, tiene su origen en una antigua tradición que se instauró desde la época virreinal y que se llevó a efecto hasta mediados del siglo XIX.
Fue en el año de 1992 cuando se revivió esta importante y fervorosa tradición para recorrer así algunas de las principales calles del Centro Histórico. La “nueva tradición”, ha procurado mantener elementos esenciales de aquella que le dio origen, y en la que participaban fastuosamente las iglesias, templos conventuales de religiosas y hasta capillas del centro de la Angelópolis.
La solemne procesión actual tiene por supuesto, las imágenes procesionales de Cristo en su camino al calvario y de la Virgen Dolorosa, seis bellas esculturas que son llevadas en andas por sus grupos de porteadores muy bien preparados, así como los grupos de tamborileros y matraqueros que marcan el paso de la procesión.
A diferencia de otras grandes procesiones que se llevan a cabo en otras ciudades de la república mexicana, en ella la enorme cantidad de gente que asiste, participa procesionando dentro de los cortejos que llevan a las imágenes y que son encabezadas por el Excmo. Sr. Don Víctor Sánchez Espinosa, arzobispo de Puebla, así como por los párrocos y capellanes de los templos y grupos participantes.
Momentos trascendentales de la Semana Mayor son, el Domingo de Ramos en que tiene lugar una procesión en la cual los fieles enarbolan palmas o ramos que son bendecidos y que recuerdan la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.
El Martes Santo tiene lugar en la Catedral la Misa de consagración del Crisma y Óleo para los enfermos, presidida por el Sr. Arzobispo, acompañado de la mayoría de los presbíteros de la arquidiócesis, quienes renuevan sus votos.
El Jueves Santo tiene lugar la ceremonia de Lavatorio de los pies, en la cual el Sr. Arzobispo en la Catedral y los párrocos en sus sedes, lavan los pies a doce fieles en recuerdo de cuando el Señor lo hizo con sus discípulos. Después la liturgia de Institución de la Eucaristía. Esto último ha dado lugar a la tradición llamada: “La visita de las siete casas”.
El Viernes Santo se recuerdan los momentos más dramáticos de la Pasión de Cristo, desde el huerto de Getsemaní, pasando por Caifás, Herodes y Pilatos hasta culminar en el Monte Calvario con la Crucifixión y muerte de Jesús, y luego el descendimiento y puesta en el sepulcro.
La devoción cristiana fue organizando desde la Edad Media una serie de ejercicios piadosos relacionados con el templo. Los más importantes llevaban a los fieles a peregrinar hasta los Santos Lugares en Jerusalén, para seguir la Vía Dolorosa, esto es, el camino que desde el Pretorio de Pilatos hasta el Gólgota recorrió Cristo para redimirnos.
Ante la dificultad de peregrinar tan lejos, se recrearon cortejos o caminatas locales con el tema pasionario, llevando imágenes acordes al suceso. Surgieron así las procesiones, palabra que viene del latín: pro sequor que significa “ir en pos” o “seguir a alguien”.
Es el origen de estas devociones que se dan en todo el orbe cristiano, y que en algunos países han tomado gran importancia por su espectacularidad, motivando la presencia de cristianos propios y ajenos. Quizá las más famosas sean las de España, independientemente de otras muchas que tienen lugar tanto en América como en Asia y otras partes del mundo.
En Puebla los franciscanos organizaron desde el siglo XVI estas manifestaciones piadosas, como se aprecia en las pinturas al fresco de Huejotzingo o Huaquechula. La Angelópolis tuvo un complicado sistema de procesiones de Semana Santa que, como en España ocupaban todo el tiempo, de Domingo de Ramos a Domingo de Pascua, luciendo en espectaculares andas a las imágenes pasionarias más veneradas.
La tradición se interrumpió violentamente en 1861 por efecto de las Leyes de Reforma, olvidándose poco a poco hasta prácticamente perderse por completo. Fue hasta 1992 cuando un grupo de devotos promovió reiniciar una procesión piadosa, limitándose al Viernes Santo, involucrando a varios templos y parroquias, con la anuencia y total apoyo del Arzobispado. Surgió así renovada, la actual procesión a la cual se denominó: “Siguiendo a Cristo en torno a nuestro Pastor”, dado que es el propio Sr. Arzobispo quien la encabeza.
Desde el inicio de esta nueva etapa se decidió que únicamente cinco imágenes fueran cargadas en el cortejo, dos de la Virgen María y tres de Jesucristo. Las dos marianas aluden al momento dramático, pues son la Virgen Dolorosa y la Virgen de la Soledad y las otras de Jesús cargando la cruz a cuestas. Hace tres años, (2019) se incorporó a la Procesión de Viernes Santo la imagen del Niño Doctor de Tepeaca y ahora en este 2022, se integra la imagen enel marco del XXV Aniversario de Puebla como Centro Internacional de Difusión de Misericordia Divina, procesionará la veneradísima imagen de Jesús de la Misericordia.
Foto: Agencia Enfoque
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