Que todos los hombres se vayan a Irak: historias de amor y pornografía en tiempos de ilimitada libertad de elección

Una sugerente propuesta de teatro joven es Que todos los hombres se vayan a Irak, obra que aborda distintas experiencias a partir de la sobrecarga informática de la sociedad actual

Que todos los hombres se vayan a Irak: historias de amor y pornografía en tiempos de ilimitada libertad de elección

Autor: Felipe Menares

03 11 16 - irak

Una sugerente propuesta de teatro joven es Que todos los hombres se vayan a Irak, obra que aborda distintas experiencias a partir de la sobrecarga informática de la sociedad actual.

La comedia se divide en tres partes;  deseo, muerte y pornografía. Cada una se subdivide en relatos que abarcan historias de amor en una época de exceso de información. La pornografía es el eje temático desde donde se desarrolla la obra, no refiriéndose al sexo mismo sino a la experiencia de lo explícito total, de la ausencia de seducción que muchas veces implica lo mediático. Deseo y muerte se articularán en relación a esa premisa.

El trabajo del dramaturgo Nicolás Lange (Mujer de Preñez Húngara)  ofrece un texto lleno de alusiones a experiencias y lenguajes provenientes del mundo de las tecnologías. Escribe sobre estas voces  unidas por el deseo de que sus rostros persistan en una revista o en una calle, incluso en sus redes sociales. “Lo que nos pareció importante fue lo que implica, desde nuestra cotidianidad, la relación con los medios digitales, donde lo que toma relevancia no es la identidad de los cuerpos, sino la conectividad que cada perfil puede llegar a tener”, señala Víctor Valenzuela, director de la Compañía Teatro del Paisaje.

¿Es posible existir sin cuerpo? La obra nos ofrece un relato donde se enlaza lo real y lo virtual, lo público y lo íntimo: un grupo de fans que planea el asesinato de Meryl Streep mediante un video viral, dos adolescentes que deciden comprar armas por e-bay para realizar un atentado en pleno centro de Santiago o un hombre que escribe una elegía en el muro de Facebook de su amigo recién fallecido, son algunas de las imágenes que van dando forma a un paisaje plagado de deseos, en donde el rostro se constituye como carta de presentación de los personajes y al mismo tiempo como material pornográfico por excelencia.

Que todos los hombres se vayan a Irak es un espectáculo lúdico en el cuál es posible ver a 5 intérpretes realizando más de 15 roles distintos. La manera de condensar y dar cuenta de lo diferido y fragmentario de las comunicaciones en el día de hoy y  las situaciones particulares de la obra, abre posibilidades para experimentar desde la composición escénica, ritmos, espacios y diversas nociones para encarar a los personajes. El diseño del espacio de la obra (a cargo de Tobías Díaz) genera múltiples alternativas a partir de 5 columnas iluminadas con un sistema Led que permite cambios de espacios con gestos mínimos. Los vestuarios (diseñados por Carolina Poblete) surgen a partir del universo cinematográfico de distintas épocas del cine y cómo estas se fueron consolidando como modelos a seguir por varias generaciones. Así, podremos ver referencias a la Edad de Oro en Hollywood, a la Nueva Ola francesa y  al New Queer Cinema, con directores como Gregg Araki.

Hay un tópico particular que reúne a las compañías emergentes en nuestro país: lo mediático. Para Valenzuela, “son temas comunes en el teatro joven porque muchos crecimos con esta experiencia del auge de internet, que afecta  directamente nuestra intimidad, desde cómo producimos nuestra propia imagen a través de las redes sociales (fotografías, videos), cómo archivamos nuestros recuerdos y cómo generamos comunidad en plataformas como Instagram, Facebook o WordPress. Esta obra trata de esos modos de “existencia sin cuerpo” cada vez más transversales en nuestra sociedad”.

Y ¿Por qué el título? “Irak aparece como un paisaje, un lugar que remite a las guerras de las últimas décadas, pero también a los medios masivos de comunicación, al estado de fascinación y vértigo que producen, unido a las redes informáticas. Irak  lo vemos como paradigma de una experiencia en la cual nos salvaguardamos a través de las pantallas pero al mismo tiempo nos permite acceso a una cantidad ilimitada de información”, concluye Valenzuela.

«Que todos los hombres se vayan a Irak», desde el 3 al 19 de noviembre, jueves, viernes y sábado a las 20:30 hrs,  Sala 2 Teatro SIDARTE,  Ernesto Pinto Lagarrigue 131, Bellavista.  

Comedia de teatro emergente ganadora de las menciones “Mejor Dirección” y “Mejor Dramaturgia” en el XVII Festival de Dramaturgia y Puesta en Escena Víctor Jara.


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