En el norte de Chile, específicamente en Quillagua, el lugar más seco del mundo, el artista contemporáneo Fernando Prats se instaló por seis días para realizar una acción creativa. La exposición de este trabajo se encuentra en la Sala Multiuso de la Biblioteca Viva de Antofagasta, dónde el espectador puede encontrar (durante todo el mes de Agosto y Septiembre) ciertos elementos que lo acercarán a la esencia del trabajo de Prats, quien participó representando a Chile con su obra “Gran Sur” en la última Bienal de Venecia.
Así, desde el lugar con mayor densidad de agua como lo es la Antártica, a Prats le pareció interesante realizar esta residencia en el lugar con la mayor sequedad del planeta. La condición extrema sedujo de tal manera al artista que dejó su trabajo en Europa para explorar en esta “Acción Quillagua”, gracias a la invitación de la artista polaca y gestora cultural Dagmara Wyskiel, quien reside en la zona hace ya once años.
Además, el colectivo SE VENDE, plataforma de arte contemporáneo del cual Wyskiel forma parte junto al productor antofagastino Christian Núñez, se dio inicio a una zona de residencias que visualiza a Quillagua como un espacio digno de ser explorado como un laboratorio en terreno para los artistas contemporáneos.
“El arte contemporáneo se libera, se expande, se desapega de los formatos y brinda al creador la libertad de indagar en nuevos conceptos. Así como el performance pone el cuerpo al servicio de la acción creadora, el arte contextualizado en el territorio utiliza el espacio en toda su dimensión y los elementos que el artista requiere pueden situarse en un sitio específico como un cráter de meteorito, por ejemplo”, señala Wyskiel
Así con la creación de las obras pensadas desde el territorio se pretende insertar a Quillagua como locación en los circuitos nacionales e internacionales de arte y darle visibilidad, logrando que aparezca en el mapa de sitios de atracción para los artistas, pero también para los turistas interesados en lugares auténticos y de interés cultural.
En Quillagua, Prats conversó con sus habitantes, creó una línea de tiempo en el cráter de un meteorito, descubrió momias enterradas en pleno desierto, recolectó escritos, fotografió a la gente del poblado, contuvo el reflejo y trabajó con el legado del humo; estos elementos forman parte de su exposición.
“El agua, los huesos, el reflejo, el humo, componen mi trabajo. Los mapas también especialmente al situarme en distintas realidades y desde allí redimensionar el espacio y el territorio”, explica Prats en torno a su obra.
La residencia contó con el financiamiento del Fondart y es parte de un proyecto de mayor envergadura: “Materialización de la Agenda de la Sala Multiuso Biblioteca Viva de Antofagasta, marzo – noviembre 2012”, que también incluye talleres, exposiciones y conferencias. A través de esta iniciativa, Wyskiel espera convertir al desierto de Atacama en un “detonador de arte contemporáneo” y a Quillagua en una zona de residencia de formación alternativa.
Otro elemento de interés en la visita de Prats a la región, lo constituyó la presencia del crítico de arte, Justo Pastor Mellado, quien es actualmente director del Parque Cultural Valparaíso y quien acompañó a Prats en una conferencia realizada en el Centro Cultural Estación Antofagasta.
Mellado explicó elementos imprescindibles para entender esta tendencia artística. “No le pidamos al arte contemporáneo lo que no puede dar, no es el remedio para la injusticia social que vive el país aunque hay obras de arte que son más críticas que la misma sociología” señaló.
Todos estos esfuerzos impulsados por Wyskiel y avalados por un grupo de artistas emergentes y comunicadores locales, posesionan hoy a la Región de Antofagasta como referente del arte contemporáneo en Chile, no sólo por la presencia de obras y artistas de renombre como Prats sino también porque acá en el desierto más seco del mundo el arte contemporáneo toma forma y tal como dijo Mellado, “hoy estamos construyendo público”, algo tan necesario para valorar y dimensionar los distintos formatos que ofrece esta área artística.
Por Helen Simonne Díaz
El Ciudadano