Sobre el autor
Alejandro Stilman (1954). Es un escritor y periodista argentino. Reconoce la autoría de Caballos desbocados(nouvelle, 1975) y La noche del reloj solar (novela, 1996). En 2011, publicó Acá, allá, más allá(Premio Literario de la Provincia de Córdoba, cuentos) y, en 2012, Extraños de ánimo (Premio de Cuento Caza de Letras, UNAM, México). En 2014, obtuvo el Premio Iberoamericano Julio Cortázar (Instituto Cubano del Libro, Casa de las Américas) por El mundo es nuestro (2016), publicado por Letras del Sur. Escrito al pie del acápite fue acreedor en 2015 del Tercer Premio del Fondo Nacional de las Artes en la categoría cuentos.
Narrar como un ejercicio lúdico
El oficio de escribir obliga a quien lo ejerza a nutrirse de su imaginación, sobre todo si hablamos de narrativa. En Escrito al pie del acápite (Letras del Sur Editora, 2016), Alejandro Stilman muestra cómo la ficción puede ser tan compleja como la realidad a través de mecanismos lúdicos que invitan al misterio y a las grandes miserias humanas cotidianas.
En ese sentido, Stilman no posee ningún miedo a la hora de tocar cualquier tema: suicidios, asesinatos, desamores, fracasos y hasta el incesto son retratados por el escritor a lo largo de sus cuentos. Además, el autor se nutre de un arma potente como es la brevedad para que el golpe de impacto sea aún más poderoso y letal.
El título del libro tampoco es inocente. El “acápite” (un párrafo aparte que intenta ser explicativo de un texto) al que hace referencia Stilman puede ser el que uno quiera, pero todo lo que seguirá después será fruto del azar y de las tormentas personales que la vida depare para cada persona. Sin manuales de autoayuda, sino más bien una libreta gastada de experiencia, los personajes que Stilman describe envuelven la soledad y las derrotas del mundo contemporáneo. En esa misma dirección, otro rasgo que agrupa a los relatos de Escrito al pie del acápite es la añoranza de un pasado que nunca se sabe cuándo se perdió, pero al que el tiempo no le tuvo piedad.
El autor de este libro despliega, con cierta ironía y sin temores, el ejercicio lúdico de narrar mezclando elementos duros del periodismo y la blandura del vivir. Para eso, y como si fuera un concertista, Stilman se nutre de una serie de variados recursos. El uso de la primera, segunda y tercera persona según el relato otorgan una frescura que atrapa al lector. Lo mismo sucede con el entrecruzamiento de voces y registros, creando historias que parecen oídas en un bar o vistas en una película, según el autor lo quiera.
Escrito al pie del acápite es, sin duda, una muestra de cómo a la hora de narrar, y aunque a veces lo parezca, nunca está dicha la última palabra. El oficio de Stilman al encarar un relato deja que el suspenso sobreviva hasta la última línea sin dejar un costado fundamental de la escritura y al que ya hicimos referencia: lo lúdico. En palabras de Julio Cortázar en La fascinación de las palabras (pág. 219) “lo lúdico no es un lujo, un agregado del ser humano que le puede ser útil para divertirse: lo lúdico es una de la armas centrales por las cuales él se maneja o puede manejarse en la vida (…) Lo lúdico entendido como una visión en la que las cosas dejan de tener sus funciones establecidas para asumir muchas veces funciones muy diferentes, funciones inventadas. El hombre que habita un mundo lúdico es un hombre metido en un mundo combinatorio, está creado continuamente formas nuevas”. Stilman te invita a ese mundo, sólo hay que atreverse.