Un nuevo espacio literario nace este 2021 de la mano de dos escritoras chilenas. Un lugar que ellas mismas califican como seguro y de confianza, en donde recibirán en su mayoría aportes de anónimos y anónimas que deseen escribir. El Ciudadano conversó con ambas a propósito del lanzamiento de La Lengua.
Delfina Harms, ilustradora de cada texto y también editora, señala que el nombre la lengua se les ocurrió desde lo más corporal. “Sacar la lengua y decirlo todo, vomitar todo. La lengua también es un despudor, es hablar de algo que quizás no suene tan elegante ni empaquetado, es quizás mostrar todo lo que somos, estando muy conscientes de que no estamos solas en esta búsqueda, en este impulso de hablar del cuerpo, de las emociones, de las circunstancias y las imperfecciones que existen solo por ser una persona. Es una invitación a abrazar esas faltas y demonios y crear con ellos.
El espacio, según Delfina, nace para hacer literatura, sin serle infiel a sus propios fetiches. “Es un lugar seguro, es casi como una junta de amigas pero abierta al público. Queremos hacer, sin tanta curatoría externa, lo que nos divierte”. Y con diversión, aclara que se refiere a conversar y hablar desde lo íntimo, desde lo que da morbo. “Hay que abrir ese lenguaje de alguna forma, es necesario hacer público el lenguaje que usamos en privado. Con La Lengua estamos intentando tener esa conversación que ocurre en un baño, darnos cuenta que eso que parecía tan personal y cerrado, puede resultar muy común para muchas personas, sobre todo en esta época de pandemia en donde estamos tan enclaustrados”.
Con respecto al contenido, Catalina Hernández, escritora y también editora de La Lengua, manifiesta que como primer punto importante, se propusieron dejar fuera todo juicio y límite. “Obviamente habrá una curatoría desde lo que a nosotras nos gusta leer y lo que creemos será atractivo para la gente, pero decidimos ser cero quisquillosas en cuanto a los relatos de otros. Creo que los márgenes etáreos, territoriales o de cualquier tipo tienen que quedarse fuera de lo que es la Lengua como círculo íntimo, como lugar de desahogo e incluso de interpelaciones. Queremos que ese mail que ha estado durante meses en borradores salga a la luz, sin necesidad de poner nombres, por eso todos los relatos dirigidos tienen que tener pseudónimos, para no poner en la palestra a nadie que no quiera”. “Todos y todas hemos querido escribir una carta alguna vez, esta es la oportunidad para hacerlo y realmente sacar de tu sistema las palabras”.
Harms, quien se encargará de ilustrar cada relato, asegura que al comienzo de este proyecto, ambas se encontraban en la búsqueda de hacer lo que de verdad las hacía felices. “Estamos en ese momento en la vida en donde te das cuenta que tienes que dedicarte a lo que te divierte más que a tratar de llenar un perfil que no te pertenece”. Y rectifica: “Es completamente posible salir de lo genérico para volcarse a lo particular e identificarte con eso”.
Por ahora, comenta Catalina, solo habrán dos espacios fijos de la revista, pero deja entreabierta la posibilidad de seguir creando secciones, todas dirigidas al cuerpo, a la emotividad, a la intensidad y al amor. “El espacio de columnas se va a tratar de la vida diaria o de las ficciones que cada persona tiene, la idea es que sea una columna breve, un pensamiento o una situación en específico. Igual este formato con la Delfina lo trabajamos hace un par de meses en Rakho, una galería virtual de la que fuimos parte durante toda la pandemia y que tenía una especie de apéndice que se llama Pretexto, un espacio que aún continúa pero sin nosotras dentro del equipo. Ahí también recibíamos colaboraciones de máximo 340 caracteres y el tema era libre pero casi siempre tenía que ver con el momento actual, con la edad y el cuerpo que tenemos, esa es una idea que nos gustaría seguir desarrollando”.
Este domingo será el lanzamiento de dos textos ilustrados y escogidos por ellas. “Uno es sobre la menstruación como tal, un relato perfecto y lejos de cualquier juicio. Para mí es divertido leer sobre temas que a otros les incomoda, siento que pasar por esa incomodidad es lo más amable que podemos ofrecerle a las personas que aún se sorprenden si aparece, en este caso, el dibujo de una mujer sangrando”, comenta Catalina. Y a propósito de las cartas de amor, Delfina es tajante al aclarar “hay que sacar la lengua y vomitarlo todo. Estamos dando la oportunidad de decirle a esa persona todo lo que alguna vez te guardaste adentro sin la necesidad de exponerte, imagínate”.