Los ensayos de Octavio Paz consagrados al arte del siglo XX mexicano pueden dividirse en dos etapas: el Muralismo mexicano y la Generación de la ruptura, así como los artistas clasificados por él como «solitarios e independientes». En sus textos sobre la obra de José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, confluyen el crítico de arte, el historiador y el analista político, ámbitos donde él siempre se distinguió.
«Como siempre ocurre en la historia del arte, esa ruptura fue también, a su manera, una continuidad. ¿Por qué hubo esa ruptura? Un estilo termina siempre por devorarse a sí mismo. Repetir a Orozco hubiera sido una insoportable mistificación, el nacionalismo de Rivera tendía a convertirse en mera decoración y superficie pintoresca, el dogmatismo de Siqueiros implicaba un inaceptable sometimiento de la libre inspiración de los artistas a la estética del llamado realismo socialista que nunca fue muy realista, ni tampoco socialista», afirma Paz.