“Ricardo Palma Salamanca es una figura que polariza, genera admiración y odio”

“El Negro” es un documental que aborda desde la intimidad de su familia, la historia del ex frentista y autor de los ajusticiamientos del general Fontaine y de Jaime Guzmán, así como protagonista de la Operación Vuelo de Justicia, el cinematográfico escape en helicóptero desde la Cárcel de Alta seguridad acontecido el 30 de diciembre de 1999

“Ricardo Palma Salamanca es una figura que polariza, genera admiración y odio”

Autor: Anais Lucena

Sergio Castro es arquitecto, director de cine, director de fotografía, guionista y productor. A sus cortometrajes de ficción y documental seleccionados en importantes festivales como IN-EDIT, FESANCOR, Festival Internacional de Cine de Valdivia, Festival de Cine de Ovalle y el Festival de Escuelas de Cine de Buenos Aires, suma el esperado estreno de “El Negro”.

Este documental aborda desde la intimidad de su familia, la historia del ex frentista y autor de los ajusticiamientos del general Fontaine y de Jaime Guzmán, así como protagonista de la Operación Vuelo de Justicia, el cinematográfico escape en helicóptero desde la Cárcel de Alta seguridad acontecido el 30 de diciembre de 1999.

En conversación con El Ciudadano nos contó acerca de sus motivaciones y reflexiones sobre “El Negro”.

“Las heridas del pasado se revuelven cuando no están cicatrizadas”, dijo San Martín.

¿Cómo nace la idea de hacer un documental sobre Ricardo Palma Salamanca?

Es un cruce de varias cosas. El año 1997 conocí el libro de Palma Salamanca que relataba la fuga de la cárcel de Alta Seguridad. En ese momento me llamó mucho la atención el hecho mismo relatado por Palma en una crónica novelada que reflejaba ese tiempo tan complejo como era la transición a la democracia. Un tiempo lleno de un falso optimismo o de tantos grises que finalmente la historia posterior respaldó.

¿Con qué obstáculos o problemas te enfrentaste en el proceso de realización del documental?

“El Negro” es una película que comienza a gestarse en marzo del 2015. En ese momento estaba presentando mi anterior película “La mujer de Barro” en el Festival de Toulouse y conocí a una productora francesa a la cual le comenté la historia de El Negro, una historia que en ese momento la pensaba más en ficción que en documental. Luego con ella y mis productores chilenos tomaba la decisión de contarla en código documental lo que implicaba otras complejidades: No quería contar la película desde una vereda oficial o política sino más bien familiar y privada. En ese momento la película consiguió varios fondos en Francia, nuestro país coproductor y había que reaccionar rápido. Yo ya algo conocía por coincidencia de cercanos a Marcela, la hermana mayor de Ricardo y sentía que había una historia en esa mujer que debía ser contada. Luego tuvimos que apurar todo, conocer a la familia y a la madre para intentar convencerlas y convencer a esta familia de poder contar una historia que entre ellas nunca la habían conversado o compartido en profundidad. Y ahí fue difícil, delicado establecer las confianzas que en todo documental biográfico es muy delicado y sobre todo por el personaje de que se trataba.

El rodaje comenzó a mediados del 2016 y era la historia sobre una desaparición, sobre un hombre clandestino, prófugo de la cual nadie de su familia sabía nada hace ya 19 años. Me pareció muy interesante la reconstrucción de de esa desaparición y los efectos en esa familia y en esas tres mujeres. Ellas para mi eran el tronco de toda la película.

Luego de tener todo ese relato sobre la desaparición, sobre la ausencia, estábamos a punto de cerrar la película a principios de 2018 cuando en ese momento me enteré de la detención de Ricardo en París. Fue un balde de agua fría, Algo que entre bromas lo decíamos pero una vez que ocurre no sabes qué hacer. Lo primero que pensé: no hay película, luego cómo hago para conocerlo, en fin, era toda confusión y con las empresas de postproducción ya presentándonos a terminar la película y porque además había algunos premios de finalización de la película que había que cumplir. En ese momento decidimos congelar el proceso e intentar hacer contacto con Ricardo, cosa que me tomó bastante tiempo. Finalmente en octubre de 2018 pude entrevistarlo con una cámara.

¿Cuál fue tu propósito al realizar este documental?

El objetivo de El negro es poder reflexionar en torno a un periodo histórico que toca la vida privada de una familia, cambiándola totalmente. Es poder entrar en el espacio íntimo de lo que significa ser familiar de RPS y de entender las justificaciones que él tuvo para hacer lo que hizo. Es una película que tiene como propósito relatar esos «grises», esa bipolaridad de este tiempo histórico y también de aquellas contradicciones históricas que llegan hasta el seno de una familia. Quería mostrar cómo una persona silenciosamente cambió la historia de Chile. O cómo no la cambió: eso es materia de análisis y en el documental hay opiniones al respecto. Era, en principio, la historia de un hombre que no existía en el mapa, pero ya estando en una etapa bastante avanzada de la filmación nos llega la noticia, en febrero del 2018, de que Ricardo Palma Salamanca había sido detenido por Interpol en Francia. Dejaba de ser un fugitivo. Nos cayó un poco como un balde de agua fría, pues cambiaba todo el plan. En ese momento tomamos la decisión junto a los productores de que debíamos congelar el trabajo y darnos ese año para hallar a Ricardo Palma Salamanca. Logré contactarlo y evidentemente, fue una cuestión delicada: es una persona de difícil acceso, muy reservado, que vivió en la clandestinidad y que a esas alturas estaba todavía con la causa abierta del eventual proceso de extradición a Chile. Fueron varios días de filmación con él. 

¿Qué representa la figura de Palma Salamanca para ti?

Ricardo para mí es un hombre que vivió una historia personal donde juntó su convicción política con su convicción emocional y que luego, desde ese lugar y perteneciente a un movimiento armado ejecutó y obedeció órdenes en base a su ideales en un contexto histórico hiper complejo de la historia de nuestro país. La figura de Ricardo para mi representa todas las contradicciones históricas y políticas de Chile.  La familia de Ricardo es la radiografía de Chile en ese sentido. Una familia golpeada con la tortura, con el dolor pero también golpeada con las acciones y desaparición de su hermano.

En el documental se aborda implícitamente el tema de si Salamanca es un héroe o un criminal. ¿Qué piensas tú en relación a esta dicotomía respecto de Salamanca u otros ex guerrilleros en Chile?

La película justamente intenta tocar esta contradicción de llamarlo héroe o terrorista. Intenta poner al espectador en el lugar del otro y pone en perspectiva conceptos como la vida, la muerte, el terrorismo y la impunidad. Esto último también puede extrapolarse a muchas autoridades políticas que siguen defendiendo la impunidad de hechos acontecidos en dictadura, por lo que hace que sea una película muy actual para poder debatir y reflexionar. En este sentido era muy importante contar la historias de alguien como Palma Salamanca porque pone de manifiesto estos años de confusión absoluta que hubo en Chile en la transición a la democracia.

¿Que aporte crees realiza este documental en el Chile actual?

Es importante entender este documental como un documento que habla sobre una parte de nuestra historia que es la transición a la democracia que está llena de zonas grises, de cosas inconclusas que están amarradas a un sistema social y político que nos tiene amarrados, endeudados e infelices como chilenos. Hablar de Palma Salamanca es hablar también de la constitución actual, hablar de la familia Palma Salamanca es hablar también de una radiografía de la familia chilena. Por otro lado también es poder debatir sobre la complejidad del ser humano, sobre la muerte y sobre la deconstrucción de una épica. 

Es interesante la manera en que se presentan las contradicciones del propio Salamanca al ser impulsado a ejecutar acciones con las que no estaría de acuerdo. ¿Qué nos puedes decir sobre las posiciones de su madre y hermanas frente a este tema?

Para mí era muy importante elaborar una película que saliera un poco de los cánones de cómo nos enteramos de esta figura histórica a través de la prensa, de archivos judiciales, sino más bien de archivos mucho más íntimos.

Era necesario presentar a estas tres mujeres, a esta madre y dos hermanas, con las contradicciones propias que genera la figura de su hermano o de su hijo. También Sabemos que Ricardo Palma Salamanca es una figura que polariza, y que genera admiración y odio en el país. En ese sentido era muy valioso contar con los testimonios de quienes estaban más cerca de él. En este caso: su madre y sus hermanas. Pienso que para hacer este retrato de Palma Salamanca en la vereda pública y privada era la manera más honesta. 

El documental refuerza la idea de que la realidad supera la ficción ¿Qué reflexión puedes hacer respecto de esto cómo director de cine de ficción y documental?

Este proyecto comenzó en el 2015 con la intención de hacer una película de ficción pero luego me di cuenta de la importancia del testimonio de su familia en relación a su figura. En ese momento tomé la decisión de que el código documental era el mejor camino ya que además sentía que la vida de Palma en una película de ficción podía pecar de exceso de guión en base a todos los hechos en que estuvo involucrado. Con el equipo de autores también nos dimos cuenta de que ciertos testimonios estaban llenos de imágenes y me pareció interesante dejar esas imágenes al criterio del espectador, sin mostrarlas o ficcionarlas.

¿Cual fue la reacción de Salamanca, así como de su madre y hermanas sobre el documental?

Quedaron enormemente agradecidos por tocar este capítulo de la historia de Chile. Fue un proceso de confianza difícil, largo. Hay que imaginar que no es fácil abrir el espacio privado a un desconocido y vaya que espacio privado es que esta valiente familia abrió.

Algunos acusan que seguir tratando estos temas es revolver heridas del pasado. ¿Que piensas de esta opinión?

Las heridas del pasado se revuelven cuando no están cicatrizadas. Chile aún está en una deuda tremenda con su historia. Aún no la conocemos del todo. Se obvia en colegios, escuelas. Aún contamos con miles de detenidos desaparecidos sin saber dónde están. ¿Cómo es posible eso? La llamada «reconciliación» no ha ocurrido. No hay un perdón civil y militar ante la matanza indiscriminada que vivimos en una de las dictaduras más horrorosas que ha habido. Dicho esto, debo decir que hay un estudio que está disponible en la enciclopedia del cine chileno (cine chile) que sólo el 15% de las películas chilenas trata temas políticos o sobre la dictadura. El tema es porqué estos temas nos incomodan y esa respuesta va de mano de la primera parte de la respuesta: Aún hay deudas tremendas como nación.

Por: Sebastián Saá


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