Un grupo de jóvenes escritores decidió un día hacer su propia editorial. No sólo han podido publicar sus obras, sino que han abierto un espacio a nuevos autores y explorado novedosas formas de distribución.
Más de alguien se ha encontrado con unos pequeños libros de poesía de jóvenes escritores en alguna librería. Corresponden a la colección Nada se Escurre, que integra en su formato la plástica y una buena dosis de diseño.
Es la idea de un pequeño grupo de jóvenes escritores que quisieron socializar su trabajo y crearon Ripio Ediciones. Partieron con esa colección de poesía y luego probaron con ‘Arte Andrógino, estilo v/s Moda’ del uruguayo Roberto Echavarren, entre otros autores desconocidos, en su nueva apuesta: Los Mecanismos de la Musa, línea de ensayos de literatura, política, arte y genero que partió el año pasado.
El Ciudadano conversó con Christian Aedo, editor de la editorial, quien adelantó que este año iniciarán la Colección Estrella Distante, que reeditará La Bandera de Chile y Santiago Waria de la poeta Elvira Hernández, que incluye además de la obra de la autora material critico y de análisis de la obra.
También para este año esperan publicar otra colección de poesía, Virus de Poesía, que incluirá a autores emergentes como el poeta Edson Pizarro.
¿Como surge Ripio ediciones?
– La editorial es un proyecto que surge el año 2006, y que se formula con la idea crear un espacio para asegurar la edición y circulación de libros de poesía, específicamente de autores jóvenes o emergentes, además de integrar el trabajo de artistas visuales en las ediciones.
Un tema para las editoriales independientes es la circulación ¿cómo resuelven aquello?
– Es el punto fuerte del proyecto. Intentamos desarrollar canales alternativos de distribución, también insertarse dentro de los circuitos formales de circulación, pero dándole mayor importancia a los alternativos con el fin de ampliar la llegada de los autores, es ahí donde existe una mayor apertura a la recepción los trabajos. Por otro lado, generar libros de bajo costo y gran estética nos a permitido insertarnos de una forma diferente en el circuito de editoriales independientes o microeditoriales.
Algo de esto se expresa en Nada se Escurre, la colección de libros de poesía que han editado.
– Sí. Decidimos abordar estas premisas a través de nuestra primera colección de poesía, Nada se Escurre. El trabajo en esta colección es poner en contacto a poetas con artistas visuales, la idea es que entre ellos exista un dialogo, si se quiere interdisciplinario, pero preferiblemente desde las subjetividades con que enfrenta su oficio, con el objetivo de generar un libro objeto que registre sus discursos o estéticas. Para responder a los requerimientos de los autores, que por una parte son bastante complejos, y lograr bajar los costos en la edición, es que los libros son finalmente manufacturados, ya que producir un libro de tales características en el mercado es de un costo muy elevado.
¿Cómo les ha ido difundiendo a poetas jóvenes?
– Bastante bien. Las producciones están agotadas, los libros están circulado en Chile y otros países de América Latina. El problema es la recepción critica de las obras, la critica en chile es casi inexistente.
¿Y cómo ven en el ensayo con nuevas formas de distribución?
– Estos se van generando mediante contactos con colectivos, grupos, centros o personas que se vinculan a la gestión cultural en regiones y el extranjero, planteamos un intercambio de material y también generar una distribución cooperativa, para así ampliar las esferas de circulación de nuestra editorial y las de otras iniciativas autogestionadas como la nuestra. Finalmente los libros se lanzan junto con inaugurase las exposiciones del trabajo de los artistas visuales.
SUSTENTABILIDAD DE EDTORIALES INDEPENDIENTES
¿Es sustentable un proyecto editorial de este tipo en Chile?
– El problema de sustentabilidad en la actualidad es un asunto de postproducción. Por otro lado desarrollar cualquier proyecto que ponga en circulación el trabajo de nuevos autores en Chile es difícil, ahora si se trata de un proyecto editorial comprometido con la poesía, quizás sea doblemente más costoso, y esto no lo digo desde el punto de vista de la producción. En la historia de Chile existe una ruta de la autogestión, que va desde las ediciones de Pablo de Rocka, al trabajo realizado por Nacimento, el de ediciones Archivo y las ediciones mimeografiadas que circularon bajo la dictadura, donde cada uno tuvo sus problemas a la ahora de sustentar los proyectos.
¿Ayudan en esto las tecnologías hoy disponibles?
– En la actualidad la tecnología nos permite no tener problemas de producción, quizás baste un impresora y tener mucho cuidado en la factura de los libros, pero el principal problema es el de la distribución del material. Es por eso que desarrollar canales alternativos de distribución, en el caso de Ripio, a sido de vital importancia para la sustentabilidad del proyecto. Querer insertar un proyecto como este dentro del circuito formal o en la industria formal es trabajar sobre una industria que sin estar plenamente desarrollada tiene problemas de concentración del mercado. La formula de bajos costos y redes alternativas nos a permitido seguir editando libros y ampliar las esferas de circulación de nuestros autores.
VEA SU WEB EN: http://ripioediciones.cl/
El Ciudadano