Conocido quizá, sobre todo, por ser la pareja de la icónica actriz y modelo Tilda Swinton desde hace más de 10 años, además de contar con algunas apariciones en cine, tanto como actor como en otras áreas de la industria fílmica, Sandro Kopp es sin duda ante todo un pintor, y uno de talento destacable.
Si bien el artista cuenta con series de diversos temas, es probable que los retratos sean lo más destacado de su obra. La lista de celebridades, amigos y familiares que aparecen en su obra es larga. Entre éstos se encuentran Frances McDormand, Joel Coen, Michael Stipe, Gina Gershon, Kirsten Dunst, Willem Dafoe, Steve Buscemi, Viktor & Rolf, John Waters, Wes Anderson y su pareja Tilda.
Lo que le da singularidad a su obra es el uso de la tecnología digital. Durante su estancia en Escocia junto a Swinton, aunque siempre tuvo una vida movilizada, al igual de las personas que retrata, Kopp decidió, en principio por experimento y funcionalidad y luego como exploración estética, valerse del uso de Skype como herramienta para generar su serie más famosa: “Being With You”.
Es el uso de este medio digital lo que genera una técnica y método propio en su obra, debido a que la afecta directamente. En primer lugar, por el replanteamiento sobre la dualidad intimidad/distancia que plantea, y en segundo por las particularidades en cuanto a espacio, color y tecnología que se vuelven parte del retrato; inclusiones que el artista hace del medio en él. Tal es el caso del pixelado de la cámara, señalado como un elemento estético en sus cuadros; adaptado y redefinido por su estilo pictórico, definiéndolo como un “impresionismo instantáneo”. Su intención es, en sus palabras: “utilizar la tecnología multimedia nueva para crear una forma artística vieja”.
Para él un retrato se trata sobre todo de “estar presente”, según comentó al respecto de esta exhibición en el diario The New York Times. Debido a la cualidad de intimidad que Skype otorga, según Kopp, el uso de esta herramienta hace que su atención vaya sobre todo al modelo y no a su entorno. El medio está diseñado para que el foco de conversación sean dos personas, más allá del espacio en el que se encuentren (aunque en algunos de sus cuadros se ve un poco de éste, pero simplemente como un elemento más de la atmósfera que gira en torno a la persona a retratar), por lo que resulta aun más propicio para la intimidad, por paradójico que suene, dada la distancia real con el otro.
La particular atmósfera de su trabajo es el resultado del interés de Kopp por hacer un vínculo entre modelo, artista y obra, siendo esta fórmula su método creativo. Requiere de ese intercambio “vivo”, en el que quizá no se encuentra la presencia física en el espacio como tal, pero sí una experiencia compartida en tiempo real con un sujeto. Para Kopp hacer un retrato a partir de una fotografía deja de lado esta posibilidad, por lo que no encuentra una inspiración vital de esta forma como señaló en una entrevista para la revista Dazel.
Al final Kopp se refiere a una respuesta que la cantante Islandesa Björk dio cuando le preguntaron algo similar al respecto del arte hecho con tecnología, donde se le mencionaba que la música hecha con sólo con ésta carecía de alma, a lo que Björk refutó que “si carecía de alma, es porque nadie se había preocupado de ponerla en ella”.
En este sentido Kopp piensa que las nuevas tecnologías no están peleadas con un arte sensible, sino que por el contrario pueden ser una herramienta muy útil para generar nuevas aproximaciones y propuestas.
Si nos asomamos a esta serie, podremos ver una técnica peculiar de trazado con un estilo de autor propio; una aportación en efecto al retrato. La “intromisión”, si podemos llamarle así, del medio en él y su aportación como forma de vínculo, puede hacernos reflexionar sobre lo que concebimos como intimidad, y cómo ésta se vincula con las concepciones de una tecnología, en teoría tan fría, como la digital.
Por Soledad Pérez via CulturaColectiva