Solteronas en Escabeche: Esa horrible melodía que te hace mover los pies

Lenguaje y Comunicación

Solteronas en Escabeche: Esa horrible melodía que te hace mover los pies

Autor: Carlos Montes

Lenguaje y Comunicación. Sello Persea [2019]No me acuerdo cuándo fue la primera vez que vi y oí a estos muchachos. No sé, algo me pasa respecto a ese momento, pero tengo muy claro que fue tal la impresión que cada vez que puedo, me aparezco en una tocata de ellos, pues siempre el instante sonoro se convierte en un viaje sensorial, sentido en las vísceras y en la mente, y quedas con la lengua afuera y sudando la gota gorda con tanto baile y zangoloteos, ya que la fuerza es tal que puedes tener una opinión reducida respecto a este estilo musical, puedes ser aquella persona que se incomoda con esos sonidos, pero la experiencia en vivo hace que la indiferencia y el olvido desaparezcan de un zarpazo.

«Lenguaje y comunicación» es el tercer disco de la banda de Punk Progresivo, Solteronas en Escabeche. Iniciados el año 1998 en los patios del Pedagógico, la banda compuesta por Doctor Pez, Raul Ulra Díaz y Felipe Mimo Rapaz, siempre se ha caracterizado por dar la vida en sus presentaciones, en donde podemos ver la fuerza vital de la banda, el sonido más crudo y real de estos músicos algo esquivos con las producciones fonográficas, a pesar de llevar 20 años sonando por las calles del Chile oculto. Luego de «Pan Duro» y «Puro Circo Vol 1 & 2», los muchachos se relegaron a lo que más les gusta: el en vivo. Para ellos la música se realiza como una experiencia colectiva, en la que el provocar al audioespectador es un objetivo como banda y en el disco se puede apreciar esta fuerza contagiosa, esta energía creativa desbordada en la guitarra de palo del Doc, en los bajos del Mimo Rapaz y en la rítmica acertada e incoherente de Ulra.

Muchas de las canciones que componen «Lenguaje y Comunicación» son parte del repertorio en vivo de la banda, por ello tiene la ventaja de ser medianamente recordables para el que presenció una de sus presentaciones. El disco parte con «Borradura», que con un punteo da la entrada inicial, una especie de bienvenida, una apertura que se incrementa y avisa que lo que se viene no es cualquier obra de rock progresivo chileno, sino algo más bien osado en la búsqueda de sonidos, más punk e inquieto a la hora de proponer una estructura a las canciones que, con un alto contenido crítico y poético, nos pasean por una deforme mirada de nuestra sociedad, de la educación, de la zombificación del chileno. En «Opinión Pública» las escenas son coprofágicas, con la boca llena de ideas miserables, opiniones que no valen la pena compartir, pero que se viralizan y terminan convertidas en crueles verdades que aniquilan a los pobres, a los mapuche, a las mujeres y a los niños que no aparecen en la mira del Estado a la hora de repartir justamente lo que corresponde para el bien común. En «Martillero» nos acercamos al folklore, pero en clave experimental, manteniendo una rítmica inusual para la tonada, sin embargo, el 6/8 se percibe de forma natural, además de que la letra está compuesta de remates cuequeros. «Gendarmería» es mi favorita del disco. Con una letra onírica, lovecraftiana, llena de alucinaciones provocadas por un mal viaje lisérgico, que para el narrador de esa historia es algo que se repite una y otra vez, como un loop pesadillesco que te mantiene atrapado sin poder escapar.

En “Solteronas en Escabeche”, existe un sonido muy único y particular, donde se perciben las influencias melómanas de cada uno de ellos, donde suena el rock progresivo crimsoniano, las mágicas creaciones que vienen del folklore chileno y una amalgama maravillosa de lo más experimental, ese ruidoso anarquismo que no cumple con la norma de decibeles ni de orden que dicta la mentada “industria musical”. Y eso es lo que encanta de ellos, esa desfachatada manera de plantearse frente a la audiencia, sin efectismos ni pirotecnias innecesarias, e invitarlos, tal como lo hizo Nicanor Parra en su momento, a subirse a una montaña rusa y no responder si terminas vomitando sangre. Quedas advertido.

Por Jorge Rubio


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