Su nacimiento se da en la primera mitad del siglo XIX, exactamente en 1850; un 3 de diciembre en Edimburgo, Escocia. Aunque originalmente era Robert Lawes Stevenson, su padre decidió cambiar su nombre al de Robert Louis Stevenson. Fue hijo único y aparentemente su destino sería la ingeniería y la construcción de faros, como su padre, su abuelo y sus tíos. Solo que los relatos de su nana y su gran talento para escribir hicieron su parte, para regalarnos obras que siguen siendo leídas en el mundo.
Su madre, fue una mujer que padecía de una enfermedad respiratoria y que muchas veces, tenía que descansar en cama. Por ello, el futuro escritor era atendido por una nana que en las noches le contaba las historias que había escuchado en su niñez y, aunque algunas estaban plagadas de escenas de terror, el pequeño no perdía el hilo el hilo de la plática de Cummy, como llamaban cariñosamente a la niñera Alison Cunningham. Ello provocó que el niño comenzara a tener pesadillas e insomnio, sin embargo, las historias le fascinaban y parte de esos recuerdos infantiles se encuentran en algunas de sus obras. Su educación se veía constantemente interrumpida por su estado de salud, aunque fue a diferentes escuelas y tomó clases particulares en casa, no era una disciplina que tomara con la mayor seriedad. Lo que si tomaba en serio Robert Louis era la escritura. Su primer libro apareció en 1866, cuando se encontraba de vacaciones en un pueblo llamado Petland, en el que sucedió una masacre de escoceses a manos de soldados ingleses. Su libro se llamaba el levantamiento de Petland, y no tuvo mayor repercusión. Después de querer ser ingeniero, como su padre, se da cuenta de que no es su carrera y estudia finalmente derecho y se convierte en abogado y, aunque comienza a ejercer, es la literatura la que atrapa toda su atención. Debido a su enfermedad, tuberculosis, el escritor viaja por diferentes países tratando de encontrar un clima que sea más benéfico para su salud. En uno de esos viajes conoce a los 26 años a Fany Ousborne en Francia. Ella es una mujer norteamericana, con dos hijos y se convertirá en su esposa.
Stevenson fue autor de muchas obras, por ejemplo:
La isla del tesoro, que es una delicia leer, por la aventura de descubrir. En este relato, en el que un pequeño, hijo de los dueños de una posada, llamado Jim Hawkins encuentra un mapa que lleva un malhumorado marinero que se aloja en la posada. Y la fascinante aventura comienza cuando Jim y otros hombres, se embarcan para encontrar el lugar que marca el mapa y dar con el tesoro que guardó un pirata y que llevará de la mano a todos los lectores por el misterio que guarda la isla desierta.
También fue autor de otras novelas como Flecha negra, Secuestrado, el Señor de Ballantrae. Libros de cuentos entre los que destacan: Nuevas noches árabes, El dinamitero o ese genial relato El diablo en la botella, que termina en una serie de ambiciones y enredos, pero que al final deja a los dueños de la botella, viviendo felices en una enorme casa, que el dueño adquiere gracias al diablo que habita la botella.
Debido a su enfermedad y a los periodos en que no podía salir por sus problemas pulmonares, la actividad literaria de Robert Louis era febril. Era precisamente en el momento en que se dedicaba a la creación de una de sus mejores obras, la novela: El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Cuando comienza a escribirla, después de una noche de sueños tormentosos y acuciado por su enfermedad, el hijo de su esposa Fany, Lloyd, recordaba los siguiente: “No creo que haya habido antes una hazaña literaria como la escritura de Doctor Jekyll. Recuerdo su primera lectura como si fuera ayer. Louis bajó enfebrecido, leyó casi la mitad del libro en voz alta; y luego, cuando todavía estábamos jadeando, él ya estaba otra vez lejos ocupado en la escritura. Dudo que la primera versión le llevara más de tres días”.
Así escribía Robert Louis, entre su grave enfermedad y sus noches de pesadillas y sueños terribles. Sin duda, un escritor que supo plasmar esos sueños en su novela más famosa, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde en la que el Dr. Jekyll, se convierte, gracias a una pócima en el Sr. Hyde. El Dr., bondadoso y amigable, tiene como contrario al Sr. Hyde, que no es otro que el mismo y que tiene, como todos los seres humanos, un lado oscuro. En este caso, lleno de maldad hacia sus semejantes.
Esa dicotomía entre la bondad y la maldad, lo obsesionó siempre. Y dice Lola Ancira en un artículo publicado en Tierra Adentro: “criado como calvinista, el relato de diversos pasajes de la biblia y alegorías e historias sobre la maldad y la bondad llenaron sus noches, atormentándolo con pesadillas (que describiría a detalle mucho después, en un ensayo titulado Un capítulo sobre los sueños)”.
“Durante catorce años no he conocido un solo día efectivo de salud. He escrito con hemorragias, he escrito enfermo, entre estertores de tos, he escrito con la cabeza dando tumbos”. Diría Robert Louis.
El escritor, después de vivir en diferentes lugares, escoge Samoa para pasar sus últimos años escribiendo en ese lugar lleno de sol y mar. Llamado Tusitala (contador de historias) por los nativos del lugar, Stevenson es querido y respetado. Sin embargo, su vida no sería larga. Cuando tiene solo 44 años, sufre un derrame cerebral que lo deja inconsciente y horas después muere. Su alma atormentada se llena ahora de sol y mar, cavilando historias que contar.
Otoño de 2021