The Moca Cosmopolitan

Moca Castillo debe estar dentro de las mejores voces de Chile


Autor: Mauricio Becerra

Moca Castillo debe estar dentro de las mejores voces de Chile. Mística, arte, performance, y un tono superlativo, marcan el ambiente que sólo ella puede generar, llenando recintos en Santiago, Valparaíso, Concepción, Valdivia, etc.. Tiene mucho público, pero como muchas artistas, poca prensa.

La cerveza comienza a acabarse en varios de los presentes. Otro, en tanto, comienza a entonarse con un pisco sour que de a poco empieza a masificarse con las idas y venidas de una mesera evidentemente estresada. El escenario, mientras, sigue muerto. Así es el ambiente previo a un concierto que tiene mucho de arte, de mística, de expectación, de elegancia y fineza, pero de la fineza popular, aunque cueste unir a estos últimos dos conceptos.  Ese es el aura provocada por una de las indiscutibles mejores voces de Chile. No es mediática, aunque sí muy conocida, capaz de llenar recintos en Concepción, Valparaíso y Santiago. Su nombre, Moca, apellido: Castillo. “Soy cantante, hago versiones cool desde Edith Piaf hasta Björk, en una intensa puesta en escena que se adapta a diferentes formatos: clubes, lounges, eventos, escenarios, íntimos y reuniones de amigos”, expone.

El vestido es rojo, sugerentemente sobre  la rodilla. Peluca negra y unos guantes estilo gatúbela marcan la presencia de una diosa con tacones negros. De entrada hace bulla saludando a cual fulano se cruza mientras algún que otro despistado sigue de pie tapando el escenario sin darse cuenta que la artista ya está lista para encender sus cuerdas vocales.

La primera vez que supe de ella, fue en una entrevista que le hicieron en un programa en Radio Zero. Luego, un par de temas sueltos dando vueltas por internet hablaban por sí mismos. La Moca era mucho más que una cantante: bella, diosa como cuál Apolo griego dominando a la música, tiene ese don que más de algunos en cualquier momento envidiamos. Talento, calidad, es lo que su cuerpo y su voz dejan en el escenario. Baila, canta, actúa, y eleva tonalidades que son inalcanzables para cualquier normal como usted, como yo. Y, claro está, ella no es normal, no es terrestre. Su voz, sencillamente es descomunal.

Y sucede que desde que me desarrollo como periodista, me ha tocado escribir centenares de crónicas y columnas, ninguna, eso sí, tan especial como esta. Hablar de una artista, es indistintamente recitar con ese artista. Y esta no es la excepción. Tan especial es, que este texto nace sólo media hora después de presentarse en el fin de su última gira titulada “Cosmopolitan: Striptease a los sentidos”, con mucha gente que compartió conmigo la gracia de ser testigos de una cantante de elite. No conozco una voz semejante. Quizás la soprano Verónica Villarroel puede entrar en competencia, aunque son estilos distintos y el acento de Moca Castillo es fuera de toda racionalidad. Es lisa y llanamente brutal.

Así y con ese concepto, es que varios nos embriagamos en cada una de sus interpretaciones. El show es perfecto, ella la dueña absoluta de un micrófono estilo colonial que le imprime otro componente más íntimo a su perfomance; y sus músicos, de primer nivel. Todo perfecto.

Nadie queda fuera de su voz, nadie puede ser indiferente. Si hasta el fallecido Michael de Neverland tuvo su homenaje. También los Rage Against the Machine y otras celebridades más mediáticas. El alemán, francés, inglés y español, cuatro idiomas juntos en una sola boca, cuidadosamente repasada con un erotizante color rojo posado sobre sus labios, que cada cierto segundo insistían en buscar la sonrisa. Es Moca Castillo, la artista under que se pasea por las grandes ciudades de Chile llenando y llenando locales, para que nadie después se entere en las noticias. No tiene prensa, tampoco ego. Sí una página web donde puede corroborarme o contradecirme, pues descansan sus canciones: Moca.cl es una cita de la que no te quiere despedir.

Una hora y fracción ha pasado desde el primer saludo sobre el escenario. Ahora, es tiempo de bajarse, de agradecimientos y de las felicitaciones que amigos, conocidos y desconocidos como yo, le brindamos. Ha sido una noche especial, con una mujer especial portadora de una voz especial y porqué no espacial.

Moca tiene cuerda para rato, en carrera musical y en esta noche donde sale de su camarín a embriagarse la emoción de pertenecer a la elite de las mejores intérpretes de nuestro país. Yo, mientras, ya voy rumbo al escritorio que me tendrá sentado escribiendo este mismo texto que ustedes atienden. The Moca Cosmopolitan ha terminado.

Julio Sánchez Agurto

El Ciudadano


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