«Todo lo enseñado y aprendido por mis padres y tutores no sirve como en antaño les sirvió a ellos»

A principios del siglo XX, la famosa mecenas y artista Gertrude Stein le dijo a su amigo Ernest Hemingway «Son una generación perdida». Esta frase se popularizó entre los escritores y pronto fue así como se le llamó a una generación de escritores estadounidenses que vivieron en Europa durante esa época. La generación perdida causó eco hace cien años, pero parece que un siglo después de su surgimiento, hay una nueva generación que se ha ganado ese nombre. No se refiere sólo a un grupo de escritores, ni solo a estadounidenses; se refiere a toda la gente que no tiene referencias de las generaciones pasadas… esa que hoy se encuentra perdida.

Javier Rubín Grassa (1986) es un ilustrador madrileño que está afincado en Barcelona y trabaja tanto la ilustración como la fotografía. Siente la necesidad de contar, mediante su trabajo, cómo los tiempos han cambiado.

«Todo lo enseñado y aprendido por mis padres y tutores no sirve como en antaño les sirvió a ellos. En esta sociedad, es difícil sentirse escuchado, pero a través de mi obra expreso mis inquietudes, las mismas que también sufre mi generación. Siento la necesidad de reflejar este inconformismo, la forma en que están cambiando nuestras mentes y nuestra visión del mundo», explica el artista.

Con la intención de reflexionar y de comprender al ser humano, explora cualquier cosa que gire a su alrededor y se centra, sobre todo, en «la generación perdida», considerada inestable y limitada por la inmediatez del día a día. Sin embargo, su trabajo personal tarsciende las limitaciones espaciotemporales, ya que expresa su visión del estado general de cosas, pero también incluye un toque de ensoñación que estiliza sus ilustraciones. Aquí tiene a la venta algunos de sus trabajos.