Un niño de 12 años se llevó el susto de su vida cuando durante una visita a un museo en Taipei, Taiwán, tropezó y dañó una obra de arte avaluada en 1,5 millones de dólares.
Una cámara de seguridad captó el momento en el que el menor tropieza y para intentar no caerse atraviesa con la mano derecha el lienzo de la obra. El niño sostenía un refresco, por lo que la pintura no sólo quedó con un agujero sino que resultó manchada por la bebida.
La obra fue restaurada y a los padres del menor no se les cobró por el daño.
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