Sonia Soberats es una artista/fotógrafa reconocida venezolana, que tras perder la visión de ambos ojos en la década de los noventa, decidió dedicarse a la fotografía por completo, llegando a tener tanto éxito que ha alcanzado a exhibir su obra en exposiciones internacionales. Soberats perdió la vista tras una larga lucha contra el glaucoma. Primero fue el ojo derecho, y seis meses después perdió el ojo izquierdo. Esta no fue la primera tragedia en la vida de Sonia, ya que perdió a sus dos hijos en otras batallas contra el cáncer; su hija falleció por un cáncer de ovario, y su hijo tras ser diagnosticado con la enfermedad de Hodgkin.
“…esa historia bíblica acerca de los siete años buenos y los siete años malos? Eso me pasó a mí”.
A pesar de estas malas jugadas de la vida, la discapacidad de la fotógrafa no fue impedimento; todo lo contrario. Se aferró en la fotografía como consuelo y terapia para poder sobrevivir a todas las adversidades.
“Creo que sus enfermedades me ayudaron a afrontar mi ceguera. Porque yo no pensaba en ello, pensaba en sus enfermedades, en cuánto estaba sufriendo, lo mucho que estaban pasando”.
Hoy Soberats tiene 79 años y vive en Nueva York. Sus particulares fotografías, en vez de capturar momentos o situaciones que necesitarían de una visión aguda y rápida, tienen un enfoque más artístico basado en los fisiogramas: el arte de pintar con luz. Esta técnica fue creada en 1889, y es el registro fotográfico de la trayectoria de una fuente luminosa en movimiento en un ambiente con poca luz. Ella planea una escena en su mente, dispara con su cámara y procede a pintar la escena. A veces se vale de la ayuda de modelos, amigos o familia, y otras simplemente de una pared en una habitación oscura. La imaginación y planeación es parte fundamental de su obra.
Como se puede apreciar en sus imágenes creadas, existe detalle y formas reconocibles, aunque a veces sus detalles son más surrealistas. A veces, cuando toma estas fotografías, inclusive llega a olvidar su ceguera; condición que no la limita. Sus fotografías son producto de una mezcla entre dolor y perseverancia.