Crítica de Cine: «Smile» (2022), la ausencia del dolor

"Smile" es una gran exponente de este nuevo cine de terror mainstream que puede abusar de los estereotipos, que incluso puede resultar poco original y hasta previsible, pero que no teme cruzar los límites, tanto en lo visual como en lo narrativo.

Crítica de Cine: «Smile» (2022), la ausencia del dolor

Autor: Absalón Opazo

Por Wladimyr Valdivia Westphal

Una de las películas que comenzó a generar grandes expectativas gracias a su cautivante tráiler este año fue ‘Smile’, primer largometraje del estadounidense Parker Finn y protagonizada por Sosie Bacon (’13 Reasons Why’) y Jessie T. Usher (‘The Boys’).

A la psiquiatra Rose Cotter (Sosie Bacon) le toca presenciar un trágico incidente, cuando una paciente fuera de sí se quita la vida frente a ella, mientras muestra una gran sonrisa. A partir de ahí, una serie de hechos inexplicables y la constante sensación de una presencia que pareciera obligarla a realizar ciertos actos, obligan a la doctora a investigar sobre lo sucedido, mientras lidia con la incredulidad de su esposo, el resentimiento de su hermana y solo cuenta con la complicidad de su expareja Joel (Kyle Gallner).

‘Smile’ se nos presenta con un diseño visual y sonoro lo suficientemente simple como para meternos rápidamente en la historia, haciendo uso, sin ningún tipo de vergüenza, pero con mucha eficacia, de sustos generados por golpes de sonido y planos sorpresas. Su premisa tampoco ofrece gran novedad, con una misteriosa entidad que se comienza a apoderar de las personas y a ocasionar suicidios, transmitiéndose como un virus a quien lo presencie, marcado por una terrorífica sonrisa dibujada en el rostro del “poseído”.

Sin embargo, Finn encuentra en su detallada y minimalista puesta en escena y en su mensaje entrelíneas sus principales virtudes, que siempre resultan difíciles de imponer en el cine de terror.

La cinta utiliza la sonrisa, asociada socialmente con la felicidad, como un dispositivo narrativo que desorienta, que tiene en su falsedad el reflejo del sufrimiento y que le da vida a esta infección etérea que se alimenta del dolor, de nuestra fragilidad mental y de las peores heridas de nuestro pasado.

Este irracional comportamiento le permite a la cinta ofrecernos una serie de momentos de terror puro, mientras consigue retratar, a su modo, el desequilibrio psicológico de una sociedad enferma y atrapada con demasiada facilidad por los traumas, el estrés y los síntomas depresivos.

Esta paradójica relación entre la muerte y la felicidad se ve reforzada con su diseño artístico y decorados, donde abundan los colores terciarios pasteles que decoran salas enteras reducidas en utilería, con tan solo pequeños elementos funcionales a la escena, como teléfonos, cuadros o muebles, maximizando así la sensación de frialdad y desorientación, consiguiendo una atmósfera de tensión y desconcierto constante y muy eficaz.

Destaca el correcto trabajo de Sosie Bacon, hija de Kevin Bacon y Kyra Sedgwick, en su primer papel protagónico.

Si David Robert Mitchell en su magnífica ‘It Follows’ (2014) retrataba la sexualidad como el detonante para descubrir los límites y el significado de nuestra existencia ante el desconocimiento de la misma, también a través de la transmisión de una entidad sobrenatural, el virus de ‘Smile’ ataca el autoconocimiento, a la experiencia vivida que deja vacíos y que nuestro inconsciente no es capaz de manejar. A diferencia de la cinta citada, Finn, también guionista, no puede consolidar su mensaje al decidir priorizar las claves del género, intentando apelar  mucho más a nuestra emoción que a la razón.

‘Smile’ es una gran exponente de este nuevo cine de terror mainstream que puede abusar de los estereotipos, que incluso puede resultar poco original y hasta previsible, pero que no teme cruzar los límites, tanto en lo visual como en lo narrativo, que consigue una atmósfera a ratos insoportable y que nos hace esperar el siguiente trabajo de un director con mucho potencial.

Mira el trailer a continuación:


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