El miedo la persiguió y lo venció escribiendo

Desde pequeña experimentó la soledad, su sensibilidad y curiosidad la llevó a descubrir nuevas posibilidades en la literatura

El miedo la persiguió y lo venció escribiendo

Autor: Flor Coca

Seres extraños y diabólicos, pesadillas, legados de los que nadie podía sustraerse. Maldiciones y miedo, un miedo que era imposible ocultar. Tiempo destrozado y música concreta, son dos de los libros más importantes escritos por Amparo Dávila, mujer nacida en Pinos, Zacatecas un mes de febrero de 1928. Aunque la familia estuvo formada por sus padres y 4 hermanos, ella es la única que sobrevive, ya que sus tres hermanos mueren en sus primeros años de vida. Dos de ellos de niños, otro, al nacer. Es también esa soledad la que se muestra en sus obras, ya que pierde a uno de sus hermanos cuando era su compañero de juegos y se queda sola añorando aquellos y tratando a través de inventar nuevas formas de descubrir como pasar el tiempo sola, salvar esa soledad.

Su casa, su entorno, eran muy fríos y ella cuenta en una entrevista que la dejaban salir poco por que se enfermaba por los cambios de clima. “Mi refugio era la biblioteca que teníamos en casa. Buscaba libros que me fueran atractivos, por ejemplo, los que tenían cantos dorados, encontré entre todos la Divina Comedia, forrada en piel roja, llena de ilustraciones de Doré, bellísimas, pero muy tremendas; casi siempre me detenía a contemplar el infierno, con sus demonios que me horrorizaban”. En el pueblo minero en el que vivía, la llenaba de miedo ver pasar un entierro.  Y es que, en ese lugar existía el único cementerio al que acudían personas de otras poblaciones cercanas. “A Pinos iban a enterrar a los muertos. Yo los veía tirados en el piso de una carreta, atravesados sobre el lomo de una mula y a veces con una rústica caja”, recuerda la escritora. El miedo la dominaba y sus compañeros eran los perros de la casa a los que siempre quería tener junto a ella porque le brindaban seguridad. Es en San Luís Potosí, que Amparo estudia la secundaria en un colegio religioso y comienza por escribir salmos y poemas dedicados a Dios. Con el tiempo, continúa leyendo y comienza a escribir con un conocimiento mejor cimentado, sobre diferentes temas. Sus poemas llegan a las manos del editor de la revista Estilo Potosino y, casi sin darse cuenta, acepta que sus escritos sean publicados. Su vida como escritora comienza así, siendo muy joven. Hay un suceso muy importante y afortunado que le permite entrar al mundo de los escritores mexicanos. Llega a la ciudad de México y durante dos años se convierte en la secretaria de Don Alfonso Reyes, poeta, ensayista y diplomático mexicano. Tenía Amparo 28 años de edad. Ella le enseña sus poemas ya publicados y el escritor le aconseja comenzar a escribir narrativa, ella lo hace y además de sus libros de poesía publicados, Salmos bajo la luna y Meditaciones a la orilla del sueño, comienza a escribir cuento. Estos cuentos encontrarán al público lector en diferentes revistas literarias, para ello recibió la ayuda de Alfonso Reyes. En 1959 es publicado Tiempo destrozado, su primer libro de cuentos. Todos ellos nos atrapan desde el primer momento de la lectura. Recuerdo el impacto que me dejó el huésped. Es la historia de un matrimonio aburrido y sin futuro promisorio. 2 hijos llenan el tiempo de la madre que se siente infeliz y abandonada por su esposo. El miedo se apodera de la vieja casona cuando llega inesperadamente el huésped. La mujer y Guadalupe, quien le ayuda en las labores domésticas, se vuelve insoportable. La llegada de ese ser, trastorna su vida de tal manera que a pesar del miedo incontrolable que les provoca, solo piensan en cómo deshacerse de él.

La Señorita Julia, una impecable mujer que es reconocida por sus virtudes y su apego a las buenas costumbres. Puntual, eficiente, servicial, en fin, una mujer muy respetada en su entorno que pronto se convertirá en la esposa de un hombre honorable. De pronto, la desazón aparece en las noches de Julia y la sume en el insomnio y el miedo. Nunca más volverá a dormir plácidamente. El ruido interminable y la posible presencia de animales, acaba con su eficiencia y su pulcritud. Somnolienta, ineficiente, sucia, se recluye en la soledad de su casa, tratando de convivir con sus fantasmas.

Llamada la Dama de la Fantasía y admiradora de Franz Kafka, a quien leyéndolo se sentía como en casa, de Juan Rulfo y Octavio Paz, una de las mejores cuentistas mexicanas, fue reconocida por su tercer libro de cuentos, Arboles petrificados, con el premio Xavier Villaurrutia que en 1977 se otorgó al mejor libro editado en México, el de Amparo Dávila.

El escritor Alberto Chimal opinó de la obra de Amparo Dávila: ”Si se entiende lo fantástico solamente como la descripción de ‘cosas imposibles’ o ‘sobrenaturales’, no se podrá comprender ni el sentido profundo de los textos de Dávila ni siquiera su origen”. Y ella, al recibir la medalla Bellas Artes, en el Palacio del mismo nombre, en 2015, dijo: “Trato de lograr en mi obra un rigor estético basado no solamente en la perfección formal, en la técnica, en la palabra justa, sino en la vivencia. La sola percepción formal, no me interesa porque la forma no vive por sí misma; es, digamos, la sola justificación de la escritura”.

La autora de cuentos extraordinarios, llenos de cosas sobrenaturales, de misterios, de sobresaltos, murió en abril de 2020 a los 92 años de edad.

Allá, en el infinito, la acompañarán sus gatos, sus perros y el recuerdo de su compañero de juegos, su hermano.

Invierno de 2021- 2022

Ilustración: Iván Rojas

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