Iglesia de Santa Prisca
Villalpando fue un pintor que vivió durante la era de oro de el arte barroco mexicano. En lugar de seguir al barroco español tenebrista, Villalpando produjo imágenes luminosas que eran bidimensionales, el equivalente a la arquitectura ultrabarroca de edificios como la Iglesia de Santa Prisca, en Taxco.
El uso de los colores y las luces doradas en sus pinturas son clara influencia de el pintor Baltasar Echave Rioja. El trabajo de Rubens también fue una fuente importante. Como otros pintores mexicanos, Villalpando compartía la soltura en los pincelazos de Rubens, riqueza de color y composiciones dinámicas. Sin embargo, su pintura refleja el desarrollo del estilo local mexicano. Su trabajo de brochas, irregularidades anatómicas, el uso de gestos expresivos y las poses manieristas eran todos elementos de su estilo.
Las pinturas que hizo para la catedral de México son reconocidas como sus mejores trabajos. También tuvo éxito haciendo retratos.
Se considera que el pintor alcanzó su plenitud artística en el periodo entre 1690 y 1710.
«La lactación de Santo Domingo» (finales del siglo XVII). Sacristía de la iglesia de Santo Domingo (Ciudad de México). Muestra a Santo Domingo y la Virgen María, están rodeados por tres mujeres ricamente ataviadas y coronadas las cuales portan, respectivamente, vestidos rojo, blanco y azul al igual que los ejércitos que dirigen. Según Francisco de la Maza (1964) puede tratarse de la representación de los votos monásticos: obediencia, pobreza y castidad o bien la personificación de la iglesia triunfante, purgante y militante; de cualquier manera, no hay forma de identificarlas puesto que no portan atributos.
Este periodo es prolífico en obras maestras. El colorido aumenta en intensidad y riqueza de matices, especialmente en los verdes, azules y bermellones que hacen estallar sus cuadros en brillante y violenta policromía. En la Profesa de Méjico se conservan Visión de Santa Teresa, Milagro de los panes y los peces, Cristo y San Pedro, Ecce Homo, Virgen del Rosario y Escenas de la vida de José. Todas estas obras rivalizan entre sí por sus excelencias.
Sebastián López et al, 2003.
«El dulce nombre de María» (entre 1690 y 1700). Museo de la Basilica de Guadalupe, Mexico D.F. El título de esta obra proviene de la leyenda inscrita en la aureola de la Virgen. La figura de María arrodillada en el punto de fuga del cuadro, en donde convergen las diagonales que van desde los extremos, la primera es la que marca la plataforma del Arca de la Alianza hasta las rodillas de María, la siguiente del remate del Arca y continúa por las cabezas de los ángeles hasta la de la Virgen; la tercera va por el suelo marcada por los pies de los ángeles hasta las rodillas de la Virgen, la cuarta parte de la cabeza del ángel de extrema derecha, que porta el libro hasta María y una más que se forma desde la punta del ala de un ángel en el ángulo superior derecho del cuadro, viene por las cabezas de los ángeles y culmina en la cabeza de María. Arriba, la gloria forma un círculo de luz donde se forman las letras MR.
La vida de este pintor mexicano ha sido relacionada con la de otro artista de la época, Juan Correa, a quien examinó en la obtención de su título como pintor en 1687. Se considera que el arte de Correa está influenciado por los trabajos de Cristóbal de Villalpando. No se le conoce un discípulo como tal, pero su arte incidió en pintores de la siguiente generación como José de Ibarra y Nicolás Rodríguez Juárez.
«La Anunciación» (entre 1700 y 1714). Museo Regional de Guadalupe Zacatecas, Zacatecas, México. Esa obra tiene una iconografía diferente a otras anunciaciones. Se lleva acabo dentro de un recinto similar a una bóveda en cuyas paredes están acomodados decenas de angelillos, y aquí cabe destacar que esas pequeñas figuras están pintudas con gran detalle. El pintor se dedicó a dibuar la cara y la expresión de cada uno de estos ángeles así como sus ropas y hasta los pliegues de las túnicas y la posición de las alas. María y el arcángel Gabriel se encuentran en primer plano, llenos de colorido y belleza, sin embargo, arriba de ellos, hay un sol, elemento inusual en una anunciación europea.
«La Virgen de la escalera» (Templo de San Felipe Neri). Hasta el momento no se ha podido determinar la razón del título, tal vez por el hecho de que San Francisco de Sales y San Felipe Neri, quienes aparecen en el cuadro adorando a la Virgen, están hincados sobre lo que parece una escalinata en la cual está colocado el altar y sobre él la imagen de María con el niño en brazos, en el momento en que este deja el seno del que se está alimentando para mirar al espectador.