La pequeña llegó a compartir solo un tiempo con su madre y con John Lennon
La vida de personalidades y gente famosa en ocasiones está llena de eventos desafortunados. Es el caso de Yoko Ono, quien no solo vio como asesinaban a su esposo John Lennon, sino que estuvo a punto de suicidarse y dejó de ver, involuntariamente, a su hija por casi veinte años.
Cuentan que en 1963, tras separarse de su primer esposo (el músico de vanguardia Toshi Ichiyanagi) y pasar una temporada en una clínica japonesa por intentar suicidarse, Yoko Ono conoció a Anthony Cox, un productor de cine que se convertiría en su segundo marido, reseñó el diario El Comercio.
Aunque la relación no atravesaba por una buena etapa (anularon su matrimonio en marzo de 1963 para volverse a casar en junio de ese mismo año), Yoko quedó embarazada. Así, en el mes de agosto nació una niña a la que llamaron Kyoko Chan Cox.
Pese a la llegada de la pequeña, Ono y Cox no lograban congeniar. En 1966, cuando Yoko conoció a John Lennon en una galería londinense, la situación se tornó más tensa.
Finalmente, en febrero de 1969, Anthony Cox y Yoko Ono se divorciaron, pues esta última ya había oficializado su romance con Lennon (quien, a su vez, se había divorciado de Cynthia, su primera esposa). La batalla por la custodia de Kyoko era inminente.
Aunque la pequeña llegó a vivir un tiempo con su madre y John Lennon, ya de adulta ésta ha confesado que eligió quedarse con su padre por el constante asedio de los medios a la pareja de su mamá.
“Recuerdo que cuando era niña, debía esperar horas acostada en el asiento posterior del auto y cuando acababa mi curso de danza, tenía que salir por la puerta trasera”, relató Kyoko en “The Real Yoko Ono”, un documental de Ursula MacFarlane difundido en el 2001 por la cadena ABC.
John y Kyoko tenían un vínculo especial, tal y como un padre con su hija. De hecho, John la cuidó y la amó como si fuera suya. Le daba dinero a su madre para comprarle ropa y regalos, la llevaba al Central Park, las paseaba a ella y a su madre, compartió, convivió y vivió con ella por casi 4 años, ayudaba a sus padres a celebrar sus cumpleaños, la trataba bien, estaba con ella y la apoyaba, la amaba y hasta tenía planeado adoptarla.
Y aunque Yoko aceptó que fuera Anthony quien cuidara a la pequeña, grande fue su sorpresa cuando este, convertido al culto religioso de The Church of the Linving Word, optó por llevársela a un destino desconocido (luego se supo que era una escuela de Los Ángeles) con otro nombre (luego se supo que la rebautizó como Rosemary).
Ante esta circunstancia, Yoko Ono no pudo ver a su hija por más de dos décadas. En una reciente entrevista con The Sunday Telegraph, Ono describió lo traumática que le resultó esta situación.
“Fue muy duro. Yo la recordaba como una niñita y vivía comprándole pequeños suéteres de cachemir que se apilaban en mi vestidor hasta que un día alguien me dijo: ‘¿No entiendes que ella ya tiene 26 años y debe estar tan alta como tú (…) Ella sabía que yo era su madre, pero amaba mucho a su padre y él le había advertido que si me buscaba nunca más volvería a verlo”.
¿Se reencontraron alguna vez Yoko y su hija? Sí, cuando esta última cumplió 31 años, se casó y estaba a la espera de su primera hija, su esposo le explicó que la niña le preguntaría por su abuela, así que era mejor prevenir la situación.
Kyoko contactó con su madre y retomaron una relación que, hasta la fecha –según han descrito ambas-, no logra concretarse en lo idealizado.
El 1986 Cox volvió a la luz pública y declaró que ya no le guardaba rencor a Yoko, porque ambos habían cometido errores en el pasado. Finalmente Yoko decidió escribirle una carta pública a su hija, como un intento desesperado para restablecer el contacto con ella, decía así:
“Querida Kyoko:
Todos estos años no ha habido un día que no te haya extrañado. Siempre estás en mi corazón. Sin embargo, no haré ningún intento por encontrarte ahora, ya que deseo respetar tu privacidad. Te deseo todo lo mejor del mundo. Si alguna vez deseas ponerte en contacto conmigo, debes saber que te quiero profundamente y que me encanta saberlo. Pero no debes sentirte culpable si eliges no contactarme. Tienes mi respeto, amor y apoyo por siempre”.
No fue hasta 2001 cuando madre e hija se reencontraron. Yoko Ono tuvo la oportunidad de conocer a Emi, su nieta. Yoko incluso le dijo a sus abogados que le dejaran una parte de su fortuna a Emi.