Ahora parece que Marcel Duchamp fue mucho más que el inventor del famoso mingitorio. Fue, además, un gran pintor.
Abominó la sedimentación simbólica en las obras artísticas como consecuencia del paso del tiempo, y exaltó el valor de lo coyuntural, lo fugaz y lo contemporáneo. Es uno de los principales defensores de la creación artística como resultado de un puro ejercicio de la voluntad, sin necesidad estricta de formación, preparación o talento.
Sobre él, ha dicho Francis Bacon, otro de los grandes del siglo XX:
Se ha cargado la pintura americana para cien años. Todo viene de él, y todos. Lo que es curioso, muy curioso, es que él hacía la pintura más estética del siglo XX. Su trazo era muy firme, y su inteligencia era muy firme también.
Te presentamos sus pinturas: